Última jornada de la segunda edición del Occident ALMA Festival en el Parque Enrique Tierno Galván. Una clausura con casi todos los ingredientes para ser inolvidable. La música brilló, el público vibró y el cielo, lamentablemente se rompió. Pero lo que ocurrió antes de que cayeran las primeras gotas, fue pura alma.
Calentando motores en clave latina
El Village by Banco Mediolanum empezaba a latir con fuerza. Los encargados de romper el hielo fueron Afro Latin Jam All Stars, un colectivo de músicos que conoce bien el pulso del latin jazz y la salsa. Su propuesta es más que un aperitivo: es un cóctel de virtuosismo, ritmo y sabor que supo captar la atención de un público aún disperso, pero curioso y con ganas de bailar.
Con cada solo, cada clave, cada golpe de conga, la banda fue encendiendo al respetable que poco a poco iba llenando los accesos al auditorio. Al final del show, los aplausos sonaban por verdadera admiración. La temperatura había subido y el ambiente estaba listo para lo que vendría.
Una Habana en el corazón de Madrid
Sobre las 20:30, ya con el cielo amenazando gris y el escenario principal listo, arrancó una de las grandes cita de la noche: Buena Vista All Stars. Las pantallas gigantes proyectaban imágenes de Cuba mientras una intro envolvente daba paso al espectáculo que llevaría por lema Una Noche en La Habana. Bajo la batuta de dos pilares del mítico Buena Vista Social Club, Barbarito Torres y Manuel Machado, trece músicos salieron a escena con una sonrisa y una misión: emocionar. Y lo lograron desde el primer acorde.

La sección de metales relucía como una joya, las cuerdas acariciaban el aire y la percusión marcaba un compás imposible de esquivar. Las primeras canciones, como Bésame mucho (en una versión que parecía nueva sin traicionar la original) y Quizás, quizás, quizás, sirvieron de pasarela para lo que sería un desfile sonoro cargado de bolero, son cubano, guajira y guaracha. Una celebración de lo latino sin concesiones al artificio.
Las banderas ondeaban —Colombia, Cuba, México, Puerto Rico, España— y el público bailaba en pasillos, escaleras y rincones. Había emoción, sí, pero también un respeto absoluto por lo que pasaba en escena. Porque lo que se oía era música bien tocada. Pulcra, afinada, equilibrada. Un sonido de alto nivel técnico que no se improvisa. Talento en estado puro y en vivo y en directo.
Gracias por el cariño. Esta noche estamos aquí por y para la música. Disfruten de una noche en La Habana, dijeron desde el escenario. Y el auditorio, respondió como se espera en una noche de verano que huele a despedida.

Cuando el clásico se transforma en arte
Uno de los momentos más aplaudidos, llegó con la interpretación de Fix You, el conocido tema de Coldplay, pasado por el tamiz cubano y transformado en una pieza híbrida entre la nostalgia británica y la calidez del son. La reacción fue inmediata: teléfonos al aire, palmas marcando el ritmo y parejas improvisando giros bajo un cielo cada vez más inquieto.

Acompañados por dos parejas de baile que se sumaron en escena con pasos de salón y movimientos llenos de cadencia, los músicos se adentraron en el tramo final de su repertorio con un tridente que hizo historia: Chan Chan, Dos Gardenias y El Cuarto de Tula. Aquí las lágrimas se mezclaban con las risas, y la nostalgia con la celebración.
Pero fue Lágrimas negras, de Miguel Matamoros, la que coronó la emoción. Una interpretación sobria, delicada y feroz al mismo tiempo, que hizo que más de uno se llevara la mano al pecho. Nadie quería que terminara.

La tormenta, no empaña lo vivido
La lluvia no podía haber elegido peor momento. Justo cuando Buena Vista All Stars daban sus últimos acordes, el cielo decidió sumarse al drama. Primero, algunas gotas. Luego, rayos, truenos y una tormenta que se impuso sin pedir permiso.
La organización, impecable hasta el último minuto, activó todos los protocolos. El equipo técnico, producción y staff hicieron lo imposible para contener el aguacero y preservar el escenario. Pero no hubo margen: el show final, a cargo del icónico Grupo Niche, tuvo que ser cancelado por seguridad. No hubo guinda, pero sí pastel. Y de los buenos.
Balance final: ALMA tiene cuerpo
Lo vivido en esta última jornada del Occident ALMA Festival no fue simplemente un concierto. Fue un ritual compartido, un abrazo entre culturas, generaciones y sonidos. A pesar del abrupto final, la cita de este año en Madrid confirma que este evento ya se ha hecho un hueco serio en la agenda veraniega de la capital. Música, gastronomía y cultura tejidas con criterio, alma… y mucho corazón.

Antes de concluir, quiero agradecer especialmente a su director Martín Pérez, a Carlos Jean, a todo el staff, a todo el equipo de la agencia FFFEA, en especial a Eva, Micky y Mayte, y a todos los profesionales que, desde su tarea y labor, han logrado crear un espectáculo mágico en Madrid. Hasta el año próximo
El cielo de Madrid, lloró por la conclusión del ALMA Ocident Festival.