Matthieu, uno de los 12 hombres seleccionados, se encuentra en la clínica de Medes, en el sur de Francia, pasando dos meses tumbado en una cama para experimentar la ausencia de gravedad. El objetivo es contribuir a mejorar las condiciones de vida de los astronautas durante las misiones espaciales.
Estos voluntarios, elegidos de entre 3.000 candidatos, permanecen inclinados en camas durante 60 días, recreando los efectos de la ingravidez que experimentan los astronautas en el espacio.
Audrey Bergouignan, del Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS), explica que están tratando de ir a la Luna y a Marte, lo que implica vuelos de larga duración. El estudio busca comprender y prevenir las alteraciones que la exposición a la microgravedad provoca en los sistemas fisiológicos.
En la clínica, hay un equipo de cerca de 100 personas encargadas de seguir de cerca a los voluntarios, desde el personal sanitario hasta los investigadores. Las condiciones están muy favorables para que los participantes permanezcan encamados y cuentan con asistencia médica cuando la necesitan.
Los voluntarios se dividen en tres grupos para comparar la evolución del organismo en función del ejercicio físico realizado. Uno de los grupos realiza 30 minutos de bicicleta al día mientras está acostado, otro no realiza ninguna actividad física y el tercer grupo pedalea en una centrifugadora humana en movimiento.
Marie-Pierre Bareille, responsable de la clínica espacial, explica que el objetivo es evaluar si la gravedad artificial creada por la centrifugadora mejora los efectos del ejercicio físico realizado en bicicleta. Si los resultados son positivos, esta gravedad artificial podría aplicarse en las misiones espaciales de larga duración una vez resueltas las dificultades técnicas.
Durante el experimento, los participantes se divierten y se mantienen en contacto con otros compañeros en diferentes habitaciones. Organizan torneos de videojuegos de Mario Kart o Fifa mientras pedalean bajo la vigilancia de un entrenador.
En julio, el experimento concluirá y los participantes regresarán a la vida normal. En 2024, otros 12 voluntarios se someterán a las mismas condiciones de vida en la clínica.
Este estudio realizado en Toulouse no se limitará al ámbito espacial. Según Marie-Pierre Bareille, el conocimiento obtenido sobre el hipersedentarismo será útil para comprender cómo afecta la falta de ejercicio físico en el organismo, especialmente para las personas de edad avanzada o que padecen patologías como la osteoporosis.
