InicioReseñasDubioza Kolektiv en Madrid: energía balcánica en La Riviera

Dubioza Kolektiv en Madrid: energía balcánica en La Riviera

Cuenta la leyenda que hay un grupo bosnio que revolucionó la escena musical con una mezcla explosiva de ritmos dub, punk, balkan y electrónica, todo ello aderezado con una intensa terapia de cardio en sus directos.

Con esta declaración de intenciones, lo cierto es que el concierto de Dubioza Kolektiv fue un derroche de alegría, energía y camaradería, contagiando su disfrute sobre el escenario.

Ocho tipos virtuosos y carismáticos representando al mejor combinado bosnio, que bien podrían haber jugado una pachanga de fútbol con Bob Marley & The Wailers.

Todos con sus camisetas amarillas, salieron al escenario dispuestos a regalar jogo bonito, remover conciencias con ironía y la mordaz crítica social de sus letras, pero invitando siempre a todo el mundo a bailar el tango bosnio.

Dubioza Kolektiv en Madrid
Foto: Henrique Pratas @henrique_pratas

Dubioza Kolektiv: Balkan Roots en Madrid

El concierto arrancó con una voz en off anunciando que iba a comenzar la terapia de entrenamiento y que nos preparásemos para lo que iba a venir.

Enseguida, Dubioza Kolektiv salió a escena y conquistó rápidamente, sin resistencia, La Riviera.

Dubioza Kolektiv en Madrid
Foto: Henrique Pratas @henrique_pratas

La sala quedó atrapada en el trance sonoro de las pegadizas USA y la pegadiza electrónica de Minimal, temas que les han consolidado como una de las bandas más innovadoras y con mayor proyección de la escena balcánica.

Su vitalidad es contagiosa, haciendo que la gente danzara celebrando la vida, sin miradas ni juicios.

Dubioza Kolektiv en Madrid
Foto: Henrique Pratas @henrique_pratas

Solo cerrando los ojos y dejándose llevar por la atmósfera de rave que lo envolvía todo, juntos y hermanados, latiendo al compás de Dubioza.

Llegaron temas como Balkan Boys y Boom, y el recinto retumbó con el estribillo boom, shakalaka boom.

La energía que se percibía era palpable; cada golpe de batería, cada riff de guitarra, cada frase del saxofón generaba un vínculo instantáneo con el público.

Dubioza Kolektiv en Madrid
Foto: Henrique Pratas @henrique_pratas

Aún sin podernos quitar de la cabeza el shakalaka boom, de pronto apareció una bailarina de belly dance a quien invitaron a compartir escenario.

Al ritmo de Himna Generacije se marcó un instante gipsy, cargado de emoción, color y buena energía.

La danza se fundía con la música y cada gesto nos hacía partícipes de una gran fiesta.

Dubioza Kolektiv en Madrid
Foto: Henrique Pratas @henrique_pratas

Trascendiendo fronteras sin perder su esencia

La música de Dubioza no solo se escucha, se siente y se vive.

Tras una breve pausa para rehidratarse, regresaron con Hoy Marijuana (feat. Los de Abajo) y una memorable versión en castellano de I Fought the Law de The Clash.

Dubioza Kolektiv en Madrid
Foto: Henrique Pratas @henrique_pratas

Aquí quedó clara la versatilidad de la banda para adaptarse a diferentes estilos y lenguas sin perder su esencia.

Mientras la interpretaban, me vinieron a la mente fotogramas de Kusturica y los Leningrad Cowboys de Kaurismäki.

Escuchando a Dubioza todo es posible y la imaginación se desboca.

Vagando entre planos sonoros, llegó el momento de tocar por primera vez en Madrid Todo Llega a su Tiempo, donde dejaron claro su aprecio a Che Sudaka, con quien interpretan la canción en el disco, y la admiración por otras bandas de la escena latinoamericana.

Dubioza Kolektiv en Madrid
Foto: Henrique Pratas @henrique_pratas

La noche continuó con himnos como Red Carpet, Rakija y Ron y Hay Libertad, estas dos últimas originalmente interpretadas con Adrià Salas de La Pegatina, pero que en esta ocasión los bosnios interpretaron sin acompañamiento.

Después nos invitaron a bailar el tango bosnio, toda una declaración de fraternidad que consistía en abrazar a tu desconocido más cercano y dejarse llevar por el ritmo de la música.

La sensación de comunidad se afianzó entre el público, una auténtica hinchada que siempre acompañaría a su equipo.

Llegó entonces No Escape (from Balkan), con su potente mezcla de dub, hip-hop y electrónica.

Una auténtica explosión sonora en la que Mario Ševarac, saxofonista de la banda, se creció aún más.

Todos danzaban sobre el escenario de forma incombustible, demostrando la fuerza y cohesión del grupo.

Dubioza Kolektiv en Madrid
Foto: Henrique Pratas @henrique_pratas

Dubioza Kolektiv: como el reggae, siempre son eternos

El cierre fue arrollador; la fuerza de la banda y su agradecimiento se fundieron con un auditorio plenamente entregado y reticente a marcharse.

Caras felices y recuerdos imborrables para un grupo cuyo regreso a Madrid es como reencontrarse con la sonrisa pícara de un buen amigo.

El tiempo y la distancia nunca podrán borrar la huella de un directo como el de Dubioza Kolektiv.

Dubioza Kolektiv en Madrid
Foto: Henrique Pratas @henrique_pratas

Este concierto no solo fue una muestra del talento y la energía de Dubioza Kolektiv, sino también una reafirmación de cómo la música puede movilizar conciencias.

La gira ibérica de Dubioza Kolektiv, que incluyó paradas en Vilagarcía de Arousa y Barcelona, consolidó su posición como una de las bandas más relevantes del panorama musical europeo.

Dubioza Kolektiv en Madrid
Foto: Henrique Pratas @henrique_pratas

Su paso por Madrid dejó una huella indeleble, mostrando que la música balcánica no conoce límites y que la fusión de géneros y culturas puede generar una experiencia que trasciende lo musical y se convierte en un fenómeno social.

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Autor

  • Dubioza Kolektiv en Madrid

    Fotografío como quien parpadea: de forma natural, instintiva, inevitable. Me gusta la música, aunque a menudo huyo de las propuestas masivas; como en aquel teatro de barraca e itinerante, siento que las experiencias más auténticas están en lo pequeño, en lo efímero, en lo que apenas deja huella salvo en quien lo presencia. También disfruto del cine, aunque confieso que, cuando se vuelve demasiado de autor, necesito verlo en varias partes porque acabo quedándome dormido… aun así, he visto casi toda la filmografía de Béla Tarr, y uno de mis pequeños tesoros es un libro de animación firmado por los Hermanos Quay. Encuentro en el teatro y la danza —especialmente en propuestas que se escapan de lo habitual, como el teatro físico, el butoh o la performance— un territorio fértil para la emoción y la inspiración. Siempre que en Madrid surge algún sarao escénico fuera de lo común, intento estar allí con mi cámara, capturando lo invisible entre luces y cuerpos en movimiento. De vez en cuando escribo crónicas de esas experiencias, para compartir no solo lo que vi, sino también lo que sentí. Actualmente colaboro como corresponsal y fotógrafo en Arepa Volátil, donde documento parte de esas vivencias para que otros puedan asomarse a ellas.

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