Cuenta la leyenda que hay un grupo bosnio que revolucionó la escena musical con una mezcla explosiva de ritmos dub, punk, balkan y electrónica, todo ello aderezado con una intensa terapia de cardio en sus directos.
Con esta declaración de intenciones, lo cierto es que el concierto de Dubioza Kolektiv fue un derroche de alegría, energía y camaradería, contagiando su disfrute sobre el escenario.
Ocho tipos virtuosos y carismáticos representando al mejor combinado bosnio, que bien podrían haber jugado una pachanga de fútbol con Bob Marley & The Wailers.
Todos con sus camisetas amarillas, salieron al escenario dispuestos a regalar jogo bonito, remover conciencias con ironía y la mordaz crítica social de sus letras, pero invitando siempre a todo el mundo a bailar el tango bosnio.

Dubioza Kolektiv: Balkan Roots en Madrid
El concierto arrancó con una voz en off anunciando que iba a comenzar la terapia de entrenamiento y que nos preparásemos para lo que iba a venir.
Enseguida, Dubioza Kolektiv salió a escena y conquistó rápidamente, sin resistencia, La Riviera.

La sala quedó atrapada en el trance sonoro de las pegadizas USA y la pegadiza electrónica de Minimal, temas que les han consolidado como una de las bandas más innovadoras y con mayor proyección de la escena balcánica.
Su vitalidad es contagiosa, haciendo que la gente danzara celebrando la vida, sin miradas ni juicios.

Solo cerrando los ojos y dejándose llevar por la atmósfera de rave que lo envolvía todo, juntos y hermanados, latiendo al compás de Dubioza.
Llegaron temas como Balkan Boys y Boom, y el recinto retumbó con el estribillo boom, shakalaka boom.
La energía que se percibía era palpable; cada golpe de batería, cada riff de guitarra, cada frase del saxofón generaba un vínculo instantáneo con el público.

Aún sin podernos quitar de la cabeza el shakalaka boom, de pronto apareció una bailarina de belly dance a quien invitaron a compartir escenario.
Al ritmo de Himna Generacije se marcó un instante gipsy, cargado de emoción, color y buena energía.
La danza se fundía con la música y cada gesto nos hacía partícipes de una gran fiesta.

Trascendiendo fronteras sin perder su esencia
La música de Dubioza no solo se escucha, se siente y se vive.
Tras una breve pausa para rehidratarse, regresaron con Hoy Marijuana (feat. Los de Abajo) y una memorable versión en castellano de I Fought the Law de The Clash.

Aquí quedó clara la versatilidad de la banda para adaptarse a diferentes estilos y lenguas sin perder su esencia.
Mientras la interpretaban, me vinieron a la mente fotogramas de Kusturica y los Leningrad Cowboys de Kaurismäki.
Escuchando a Dubioza todo es posible y la imaginación se desboca.
Vagando entre planos sonoros, llegó el momento de tocar por primera vez en Madrid Todo Llega a su Tiempo, donde dejaron claro su aprecio a Che Sudaka, con quien interpretan la canción en el disco, y la admiración por otras bandas de la escena latinoamericana.

La noche continuó con himnos como Red Carpet, Rakija y Ron y Hay Libertad, estas dos últimas originalmente interpretadas con Adrià Salas de La Pegatina, pero que en esta ocasión los bosnios interpretaron sin acompañamiento.
Después nos invitaron a bailar el tango bosnio, toda una declaración de fraternidad que consistía en abrazar a tu desconocido más cercano y dejarse llevar por el ritmo de la música.
La sensación de comunidad se afianzó entre el público, una auténtica hinchada que siempre acompañaría a su equipo.
Llegó entonces No Escape (from Balkan), con su potente mezcla de dub, hip-hop y electrónica.
Una auténtica explosión sonora en la que Mario Ševarac, saxofonista de la banda, se creció aún más.
Todos danzaban sobre el escenario de forma incombustible, demostrando la fuerza y cohesión del grupo.

Dubioza Kolektiv: como el reggae, siempre son eternos
El cierre fue arrollador; la fuerza de la banda y su agradecimiento se fundieron con un auditorio plenamente entregado y reticente a marcharse.
Caras felices y recuerdos imborrables para un grupo cuyo regreso a Madrid es como reencontrarse con la sonrisa pícara de un buen amigo.
El tiempo y la distancia nunca podrán borrar la huella de un directo como el de Dubioza Kolektiv.

Este concierto no solo fue una muestra del talento y la energía de Dubioza Kolektiv, sino también una reafirmación de cómo la música puede movilizar conciencias.
La gira ibérica de Dubioza Kolektiv, que incluyó paradas en Vilagarcía de Arousa y Barcelona, consolidó su posición como una de las bandas más relevantes del panorama musical europeo.

Su paso por Madrid dejó una huella indeleble, mostrando que la música balcánica no conoce límites y que la fusión de géneros y culturas puede generar una experiencia que trasciende lo musical y se convierte en un fenómeno social.