A las 21:05 en punto del 20 de julio —celebración del Día del Amigo en Argentina— las luces se apagaron en el Movistar Arena de Madrid. El rugido fue instantáneo. En cuanto el logo de Erreway apareció en las pantallas gigantes, el aire tomó vida propia. Se aceleraron los corazones. El humo lo cubrió todo como un telón invisible y, mientras se proyectaban imágenes de conciertos antiguos, la nostalgia ya hacía nido entre la multitud. Acto seguido, la Intro disparó la mecha. Los músicos tomaron posición, los visuales chispeaban como un videoclip vivo y, finalmente, comenzó a sonar Girar. Bastó una nota para que la euforia estallara. El éxtasis colectivo aterrizó oficialmente en la ciudad en la segunda presentación del grupo como parte de su exitosa gira europea Juntos Otra Vez Tour 2025.
Una velada con historia, fuego y corazón
No fue solo un show: fue un recorrido emocional de dos horas y media, 26 canciones y 23 años de historia encapsulados en un único momento compartido entre ídolos y seguidores. Si el pasado 6 de junio el grupo había ofrecido un reencuentro potente poniendo toda la carne al asador, esta segunda noche fue directamente un festín pantagruélico: guarniciones exquisitas, carne de primera, verduras en su punto álgido, postre casero y hasta vino de autor. No cualquier vino. Uno añejado desde 2002, cuando Rebelde Way vio la luz y comenzó todo.
El grupo agradeció al público: «Amamos profundamente estar juntos otra vez». También invitaron a vivir la noche sin pantallas, apelando a grabar el momento en la memoria. El repertorio fue diseñado para reforzar esa conexión: Rebelde Way, Memoria, Tiempo, Te soñé, Mi vida, Vivo como vivo, Será de Dios, Aún ahora, Me da igual, Asignatura pendiente y Vas a salvarte fueron algunos de los clásicos interpretados con un despliegue técnico impecable y visuales inmersivas que reforzaron cada nota y cada palabra.
El poder de la nostalgia, la verdad del presente
En esta nueva presentación, la conexión fue absoluta. Camila Bordonaba, Felipe Colombo y Benjamín Rojas no solo cantaron: se emocionaron y compartieron momentos espontáneos con el público. El contexto del Día del Amigo dio un significado especial a esta fecha elegida para el show.
Entre menciones al jamón, las croquetas y la paella madrileña, el grupo hizo sentir su cercanía. Las banderas de Bosnia y Herzegovina, Ucrania, Colombia, España, Uruguay, Israel y Rusia confirmaron la diversidad de fans llegados de todas partes del mundo.
Llegó Aún ahora, y el tono cambió. Camila Bordonaba rompió en lágrimas, y el público lo acompañó con un chasquido de dedos colectivo, como una caricia rítmica que envolvió el Movistar Arena. En Me da igual, se armó un juego de luces de linterna que simulaban constelaciones. Y con Asignatura pendiente, la banda recordó a miembros del elenco original de la serie Rebelde Way, sumando un tono de homenaje sentido. Hasta mi buen amigo Thiago Casáis no pudo contener la emoción. Noche para enmarcar.
Entre besos, saltos y confetis
Hubo pancartas, hubo kiss cam, hubo conexión total. Cuando sonó Vas a salvarte, la banda tuvo que repetir el inicio: querían que el salto fuera perfecto. Lo lograron, y el Movistar Arena de Madrid tembló.
Con camisetas de España, el grupo presentó a su banda —incluido el director musical Willy Lorenzo, que recibió un aplauso cerrado y sincero—. También hubo espacio para una sorpresa proyectada: Luisana Lopilato, ausente en la gira, envió un saludo en vídeo que desató gritos de emoción. Siguieron Bonita de más, y para Para cosas buenas, bajaron al foso y cantaron cara a cara con sus fans mientras tocaban sus palmas. Conexión plena como a lo largo de todo el show.
La trilogía final y el cierre inolvidable
El cierre fue épico. El tridente Resistiré, Bandera blanca y Sweet Baby coronó la noche con un combo de himnos coreados a grito pelado. Confetis y serpentinas tiñeron el aire durante varios minutos, mientras los aplausos no menguaban. A las 23:31 hs, Erreway dejó el escenario, y lo hizo como se debe: sabiendo que en cada uno de esos miles de cuerpos había un pedacito de historia vivida, que lo de esta noche no fue un show más, y que la leyenda —esa que el tiempo solo agranda— sigue escribiéndose, canción a canción.
