Kundalini marca un punto exacto en el que Felipe Yaluff vuelve a colocarse al frente de su propia música, con los pies firmes y la mirada clara. Cantante, compositor y guitarrista otra vez en el centro, como antes. El disco es el reflejo de un reencuentro honesto con la escena musical chilena, después de años transitando otros caminos, siempre ligados al sonido, pero lejos del foco principal.

Kundalini fluye con naturalidad entre distintas energías. Hay canciones que empujan al cuerpo y otras que invitan a bajar la velocidad. Clonación Emocional, Nanyi y Cliché entran con un pulso bailable, directo, de esos que se sienten cómodos en movimiento. En otro plano, Kundalini, Es Real, Música Fantástica y Amores de Verano despliegan una vibra rockera amplia, luminosa, con guitarras que abren espacio y un groove que sostiene todo con elegancia.
El lado más introspectivo aparece en Yo Tu París y Síganme los Buenos, donde el clima se vuelve más etéreo, casi suspendido, ampliando el paisaje emocional del disco sin romper su coherencia. Todo convive sin forzar nada. Cada canción encuentra su lugar.
Trabajo colectivo para lograr un mismo norte
El disco nace desde el trabajo en banda, con una química que se percibe desde la primera escucha. Yerko Nórdiko aporta sintetizadores y piano, además del rap en Síganme los Buenos, y asume la producción, mezcla y masterización de gran parte del álbum bajo el sello Spiralis Records. El bajo se reparte entre Neptaly Avilan, Mauricio Díaz y el propio Felipe Yaluff, mientras que las baterías, firmes y bien plantadas, corren por cuenta de Álvaro Coello, grabadas en Trawa Studio.
Las sesiones se movieron entre Trawa Studio y Estudio Zen, este último clave para temas como Clonación Emocional, Kundalini y Amores de Verano. En esta canción en particular, la producción y mezcla estuvieron a cargo de Andrés Subercaseaux, con masterización de Fabián Encina, sumando una capa extra de pulido sin perder frescura. Los sintetizadores vuelven a aparecer como un elemento orgánico, interpretados por Yerko Nórdiko y Felipe Yaluff.
En los detalles vocales, destacan los coros de Fernanda Nazir en Chica Provi, una presencia que suma textura y calidez a un disco que cuida mucho sus capas.

Volver a ser el centro creativo
Kundalini no se presenta como un manifiesto, pero sí como una toma de posición. Felipe Yaluff vuelve a escribir, cantar y tocar desde un lugar consciente, sin prisa, dejando que las canciones hablen por sí solas. Se siente la experiencia, pero también el disfrute. Ese equilibrio raro entre control y libertad.
El álbum ya está disponible en plataformas digitales y se instala como una invitación clara: reconectar con el movimiento, con el presente y con una identidad creativa que no necesita gritar para hacerse notar.




