El único lugar donde (todavía) me contengo ante un “Feliz y bendecido día” o «Que la Virgen te cubra con su manto” en cada onomástico (y cumplo años los 8 de septiembre, con un calor sabroso como para estar cubierto por manto alguno) es el grupo de WhatsApp familiar que, en mi caso, es la razón por la cual existe un límite de participantes.
Mi papá es hijo único y lo trajeron a Venezuela cuando prácticamente aún no hablaba; pero, por otra parte, mi mamá tiene 6 hermanos, decenas de sobrinos, cientos de primos y proviene de la isla de Margarita, en el oriente venezolano, donde a todo el mundo se le da trato de familia. Consecuencialmente, siempre nace, fallece o cumple años el nieto del sobrino de aquella prima de mi tía abuela, cuya existencia desconocía hasta ese momento y que, irremediablemente, olvidaré en cuestión de minutos por falta de interés.
Mi fe en mi feliz y bendecido grupo familiar
Yo, que mantengo intacta mi fe en los humanos, voy más allá de felicitar al nieto del sobrino de aquella prima de mi tía abuela por su cumpleaños e incluso, cada vez que se publica alguno de mis artículos, les comparto el link para que puedan leerlo y darme sus impresiones. Solo aquella benévola tía se anima a responder “Felicidades, Jose” (así, sin acento) o “Tu abuelo estaría orgulloso”, con lo cual corroboro que tampoco lo leyó y sus palabras son mera cortesía. (Mi abuelo, periodista y locutor de la vieja escuela, detestaría El Manual de lo Anormal, tanto el programa en la radio como la columna semanal).
Lo cierto es que toda persona que me inunde el teléfono con imágenes de cachorritos echados en alfombras de flores, deseándome un “Feliz y bendecido día” o «Que la Virgen me cubra con su manto”, ni por el coño es parte de mi público objetivo; va más con las anónimas cuentas de Twitter que llaman “Presidente” a Juan Guaidó o que publican fotos de la actriz pornográfica Mía Khalifa, identificándola como presunta hija de nuestra Vicepresidente.
¿Te identificas? Tranquilo(a), que todo grupo familiar es así: Siléncialo y limítate a felicitar al nieto del sobrino de aquella prima de mi tía abuela y recibir cada “Feliz y bendecido día” con manto virginal y demás accesorios.