Imagina que dos amigos te invitan a su casa luego de más de una década sin un reencuentro. La alegría te invade, la expectativa es alta. Te emociona compartir anécdotas con ellos, revivir viejos momentos. Te seduce la idea de saber cuánto han cambiado en tanto tiempo.
Están en Caracas, en la misma casa en la que se vieron hace tantos veranos. Recorres la sala con la vista y encuentras una alfombra rojiza, dos guitarras, percusión y un cuatro venezolano. Dos sillas en el centro y cientos de asientos alrededor rodean la escena en la que los anfitriones fascinaban a su gente entre canciones, risas y arte.
Y no, no son amigos corrientes: son Kevin Johansen y Ricardo Liniers. Así, como un encuentro entre compañeros, se sintió la tarde-noche de este domingo 7 de abril de 2024, en el segundo concierto que el cantautor argentinoestadounidense y el ilustrador argentino Ricardo Liniers ofrecieron en el Centro Cultural de Arte Moderno.
Más de 20 canciones y decenas de ilustraciones dieron vida a esta “orgía lenta” que describió Johansen hace más de 13 años en su canción “Fin de Fiesta”. Porque sí. Porque esta noche se le fue subiendo el tono canción a canción.
Empezamos suavecito
La velada inició suave, con la melancolía de temas como “Road Movie”, “Baja a la Tierra” o “Es Como El Día”, canción que el artista interpreta originalmente junto a su hija Miranda Johansen.
Mientras Kevin nos seducía con su voz grave, Liniers hacía su magia al ilustrar en vivo cada canción. Esta fusión entre música y humor gráfico los ha mantenido unidos en este durante más de 15 años.
Al comenzar, el público respondió con aplausos, risas, silencios reflexivos, cantos tímidos y unas que otra lágrima silente. Las emociones subían y bajaban, pero la complicidad entre los anfitriones y sus visitantes se mantuvo en el tiempo.
Mientras la noche avanzaba, los argentinos seguían sumergiéndose entre historias de amor, cada quien como mejor lo sabe hacer: entre canciones e ilustraciones “hechas con inteligencia emocional”, como dijo el mismo Liniers. Temas como “Modern Love”, “Tú Ve” y “Quiero Mejor” fueron la banda sonora de esta etapa del encuentro.
Kevin Johansen y Liniers en Caracas: un recital tántrico
De pronto, llegó la confesión. Esta reunión entre amigos no era un encuentro cualquiera. «Este es un recital tántrico”, dijo Johansen, dejando ver que estábamos en un concierto con “picos y valles”, y que viajaríamos entre canciones suaves que pronto explotarían.
La explosión comenzó “Mc Guevara’s O Che Donald’s”, que inició como una crítica social de Johansen y que fue ascendiendo a risas con el dibujo de Liniers, en el que retrató a un Ronald McDonald que repetía la consigna “Hasta la victoria siempre”, atribuida al revolucionario comunista argentino Ernesto “Che” Guevara.
Tras esta descarga, siguieron temas como “My Name Is peligro”, “La Hamaca”, “El Círculo”. Incluso, viajamos a Francia con la versión de Kevin Johansen de “La Chanson de Prevert”, original de Serge Gainsbourg.
Mientras el cantante hacía gala de sus habilidades en idioma francés, el ilustrador nos hacía reír con la interpretación onomatopéyica de cada palabra.
Las risas no faltaron en esta velada
Llegó la hora del “momento experimental”. La hora decisiva. La hora en la que podíamos decidir si abandonábamos el show, como bromearon los artistas. No fue un “Freaky Friday”, pero Kevin Johansen y Liniers cambiaron de lugar. ¡No de cuerpo; sí de oficio!
Así, entre carcajadas, vimos los dotes de dibujante del cantante y el talento como músico del historietista. Kevin dibujó a un Liniers fortachón y Liniers decidió pasearse entre temas como “Creep”, “Barbie Girl”, “Waka Waka” o “Let it Be” con los pocos acordes que sabía tocar.
A las risas le siguieron, probablemente, dos de los temas más esperados de la noche: “Desde Que Te Perdí”, con el sabor agridulce que algunos cataban y coreaban para sí, y “Sur o no Sur”, que puso a bailar a más de uno sobre su asiento.
José Delgado, el invitado especial de Kevin Johansen y Liniers
Ya bastante avanzada la noche, los argentinos recibieron en la tarima al cantautor venezolano José Alejandro Delgado. Junto a él, cantaron el tema “Coffee and Tea”, que forma parte del disco “Algo”, lanzado en 2016 por el venezolano.
Con su entusiasmo, talento y su pegajosa melodía, Delgado fue recibido por los asistentes en la sala entre palmas animadas, como un anfitrión más.
Picos y valles, una y otra vez
¿Qué pasa cuando combinas temas como “Sos tan fashion”, “Puntos Equidistantes”, “Vals de La Luna” y “Down With My Baby”? Exactamente: un vaivén de sensaciones y una mezcla de ritmos un tan inesperada como necesaria.
Con la música de Johansen, nos balanceamos entre la crítica social, el enamoramiento y el deseo del encuentro entre cuerpos y almas. Liniers, por su parte, plasmaba el registro de esos amores de una manera bellamente lograda, a través de sus personajes en papel.
“Anoche soñé contigo”, uno de los más grandes éxitos de Kevin Johansen, ya auguraba el final de la velada de dos horas. Con este tema se encendieron muchos celulares y, seguramente, muchos corazones. “Amor finito” le siguió, recordándonos que nada es para siempre (y eso no está mal).
Pero aún faltaba algo… La explosión tropical que también caracteriza al cantante argentino. Al ritmo de la cumbia, Kevin Johansen interpretó “Guacamole”. Un temazo, si nos preguntan.
Los asistentes, que minutos antes permanecían aún tímidos, comenzaron a pararse de su asiento y bailar sobre sus pies, para luego subir al escenario tras la invitación de los artistas.
Cuando Johansen interpretó “Cumbiera intelectual”, el siguiente tema, ya la pena había sido exorcizada de los cuerpos. Decenas de personas subieron a acompañar a los anfitriones a bailar, cantar y retratar un momento feliz. Mientras tanto, el cantante les pedía “más baile y menos selfies”, y danzaba alegremente con el público.
Finalmente, bajaron las revoluciones. “Fin de fiesta”, marcó el fin de la noche. Y aunque en el tema dicen “que no hay que llorar”, a esta servidora se le hizo un nudo en la garganta… Y seguramente a otros también.
Kevin Johansen y Liniers en Caracas no ofrecieron un concierto: regalaron un viaje, una tarde-noche de risas entre amigos, una reflexión para los amantes. No, no fue una función sin alma, fue una fiesta melancólica para los sentipensantes, que cerró con un recordatorio: “Si la vida es una orgía lenta, lo mejor debe estar por llegar”.
Este evento de Ventura Producciones contó con la promoción de Álvaro Ruiz, de Evento y Medio, y el patrocinio de Movistar.