Comencé a leer La danza del olvido porque Xavier me compartió un adelanto de dos capítulos. Han pasado dos meses desde aquello, y hoy por fin encuentro el momento para retomarlo con calma, sin prisa.
Tanto tiempo ha pasado (como dije al inicio) que el libro ya salió oficialmente. Y aunque quiero hablar del soundtrack, siento necesario darle primero su espacio al texto increíble que acompaña.

El soundtrack nació de la necesidad que tiene Xavier de crear: música, arte, historias y de hablar. Y yo, yéndome un paso más allá, incluso diría que también de sanar.
Empecé a leer aquel adelanto en medio del caos de mi trabajo y, al principio, no entendía ni la música, ni lo que estaba escribiendo Xavier, no entendí nada. Dejé pasar esos meses hasta que por fin retomé ese PDF, y sí: fue lo acertado. Volví al adelanto que él había compartido conmigo, como un deber pendiente, no sin antes darle play al soundtrack homónimo del libro.
Así asumes que debes leerlo. La danza del olvido no es solo texto: es ilustración y es música. Una música cargada de misticismo, de energía, y que si haces como el personaje de la historia y te concentras solo en escuchar, cambia por completo la atmósfera en la que lees. Terminas encontrando pedazos de ti mismo en el texto, en el ambiente, en la música.
Porque, ¿Cuántas veces no hemos estado perdidos en nuestra propia vida?
Los temas llevan los mismos nombres de los capítulos: abre La Danza Previa, llena de misticismo; sigue La Danza del Solo, con esa incertidumbre que se abraza al silencio; La Danza de la Plegaria y La Creación, rebosantes de pasión; La Danza del Amor, La Danza del Pueblo, La Danza a su Dios, todas vibrando con emoción. Luego llega la tristeza profunda de La Danza de la Traición y la fuerza hirviendo en La Danza de la Venganza. Cierra con una pieza que podría ser una canción de cuna, nostálgica pero luminosa: La Danza de la Esperanza, que me recordó a algún tema de Tan Frío El Verano.

Aunque este libro llegó a mis manos hace tiempo, creo que este fue el momento acertado para leerlo: en medio de mi caos, mi ansiedad y mi pausa. Un recordatorio de que todo es un camino, y que nada es lineal ni el libro, ni la música, ni la vida.
La música es una base importante para leer este libro. Le da un toque único y acompaña la experiencia de una forma maravillosa. Además, me sacó una sonrisa ver tantos nombres conocidos que acompañaron a Xavier Losada en este viaje: Adolfo Herrera en la percusión, Carlos Mas, Ricardo Martínez y Xavier Losada, Ingeniería de grabación y los dos últimos también en la mezcla, además de Marcel Fernández en el Mastering.
El texto también pasó por manos que cuidaron cada detalle: Andrea Ces, Camilo Daza y Cecilia Egan en la revisión, Tomás Sir en Maquetación. Todo acompañado de unas ilustraciones increíbles realizadas por Eduardo “Bol” Pereira.
Salvé una deuda moral que tenía: leer y escribirlo. También conecté con algo en mi interior, algo que quizá me tenía así, perdida y detenida. Hoy me acuesto con un poco más de calma y una nueva historia en mi imaginario.
Gracias, Xavier.




