La banda venezolana Los Mentas se presentó por primera vez en Madrid y trajo toda su magia alcoholizada a la Sala Uni.
Un sitio que visitamos por primera vez y podemos decir que se adapta bastante bien a un show rockero: es acogedor, tiene buen espacio, aire acondicionado y ese no sé qué que cae bien.
La única contra que podríamos encontrarle es el sonido, pero nada que opaque lo bien que se pasó en este concierto. Eso del sonido se puede mejorar a futuro.
En esta reseña, más allá de seguir prolijamente un orden de canciones, vamos a tocar esa felicidad que sintieron todos los presentes al ver, después de tantos años, a esa banda que nació en 1998 en Caracas, Venezuela, y que en 1999 resultó ganadora del Festival Nuevas Bandas.
Desde entonces, Los Mentas se ganaron el corazón de los venezolanos que disfrutan del rock con humor negro y aroma a ron barato.
En 2015 se tomaron un descanso… aunque todos sabemos que, en lenguaje mentoso, eso significa “vamos a beber hasta que alguien nos llame para volver”.
Y en 2024 lo hicieron, regresando con Museo de los Pillos bajo el brazo y la misma resaca de siempre, pero más afinada que nunca, lista para volverse a servir en cada escenario.
Casi a la hora pautada, la banda sube a la tarima inyectando al público ese sonido surf de Playa Lido, tema perteneciente al disco Masacre en el Pin 5.
La energía del público estaba al 100 %, y apenas estaban mojando los labios en cerveza, pero ya se notaba que iban dispuestos a todo para cerrar la noche como se debe.
¡Los Mentas en Madrid!
Con ese sello jodedor del grupo, Juan Olmedillo saluda al público y presenta a la banda como si nadie en esa vaina supiera quiénes son.
Bueno, tal vez uno que otro español cayó ahí secuestrado y no lo sabemos. Lo cierto es que varios del público viajaron desde otras ciudades hasta Madrid solo para ver a la banda.
Y es que, si no se ha entendido, el sentimiento por el grupo es como el sentimiento por ese primer culito que te paró bola: como sea, los vas a ver, pase lo que pase y a donde sea.
La diferencia con esa comparación es que puedes ver a ese mismo culo años después y te sigue gustando igual que cuando la conociste.
No decepcionan, y musicalmente siguen dando queso.
U.E.L.M. fue el segundo tema con el que encendieron el sitio, para luego dar vuelo con Cooperativa, Oh My Way, Bistec, Prueba de Sonido, Vicente, El Ron y Dios.
Ya para ese momento, toda aquella persona tímida, de buen corazón y con moral… dejó de serlo y se entregó a la banda.
Más aún cuando tocaron Confesión (King Changó), Uñas Asesinas (La Seguridad Nacional) y Nadaré (Tomates Fritos), del disco de covers Museo de los Pillos.
Los Mentas subieron a tarima a una chica del público: tremenda pecadora, sinvergüenza, traviesa y malportada, a recibir el bautizo en tarima para alejar todo mal de su pecaminoso cuerpo.¿Qué lograron? Que el demonio siguiera dentro de ella, se echara un palo de alcohol directo de la botella y se bajara de la tarima a seguir pecando.
Por más que lo intentó el grupo, no pudieron purificarla; el ritual fracasó y la muchacha salió con más espíritu que cuando subió… literal.
Luego de ese bautizo tipo exorcismo, tocaron Soy Pobre para seguir la joda con Tomar, Carne con Papas, Motosierra, Patanelsuelo y uno de los himnos favoritos de los fans del grupo, Alegría.
Este último puso algo melancólica a la gente, porque muchos de ellos escucharon esa canción años atrás en Venezuela, acompañados de panas que ahora no estaban con nosotros.
Y es que ya todos sabíamos que quedaba poco para terminar esa noche tan especial.
Muchos vieron el setlist de la banda rato antes y sabían que estaban a cuatro canciones de decirle hasta pronto.
J.Ramone, Kiosko, Shawarma Mixto y Sopa, Seco y Jugo.
En ese orden sonaron esas canciones, pero quiero detenerme solo un poco en Kiosko, porque, aunque parezca increíble, Los Mentas sí pueden hacer llorar a alguien.
Con este tema, algunos de los presentes soltaron una que otra lágrima.
Esa canción llevó a más de uno a esos hermosos recuerdos que guardamos para momentos donde necesitamos escapar a un lugar feliz, al menos por un instante.
Todo lo que había en ese kiosko de latón es lo que teníamos normalmente cuando escuchamos a Los Mentas por primera vez, solo que no sabíamos que el destino nos llevaría a verlos una vez más fuera de Venezuela, en Madrid, pensando en el coño e madre horóscopo que nos mintió.
El cierre fue perfecto.
Se notaba la emoción de la banda; parecían niños orgullosos después de su exposición, por la que estaban nerviosos y estudiaron toda la noche.
Así cerró el concierto de Los Mentas en Madrid, una noche de ron, risas y rock venezolano que quedará para el recuerdo.
Ellos siempre serán la banda que cualquier abstemio necesite escuchar y entienda, de una vez por todas, que nunca es tarde para el ron.
Gracias a VyA Producciones por la invitación y felicidades por este evento, y a Los Mentas, gracias por existir y volver con tanta fuerza.
Se les necesitaba.
Si deseas conocer un poco más de esta noche, puedes visitar a nuestros panitas de LaDosis y enterarte de más cosas que el ron borró de nuestra memoria.
