Una nueva edición del Festival STARLITE Madrid daba comienzo y hasta allí nos desplazamos los enviados especiales de Arepa Volátil. La tercera celebración del aclamado evento invernal arrancó el pasado viernes 12 de diciembre con el tipo de concierto que justifica un festival entero. A primera hora de la noche, con el recinto de IFEMA ya vibrando y las entradas agotadas, Melendi tomó el mando de la inauguración navideña más ambiciosa de la capital. Y no falló.
El cielo de Madrid volvió a sonreír con el inicio de una nueva edición del mejor festival boutique del mundo, el cual sabe crear un universo único con el que es capaz de llevar al éxtasis el espíritu de los asistentes en estas fechas navideñas. Dos pabellones de IFEMA (12 y 14) fueron puestos a disposición de los visitantes para hacer realidad la magia de estos días tan señalados. Un espacio pensado y diseñado para que el asistente disfrute de una experiencia completamente inmersiva.
Desde que cruzas el acceso —photocall cuidado al milímetro, caras conocidas como Carlos Latre, Rosario Mohedano, Lidia San José o Manuel Sánchez saludando flashes— se entiende que aquí no se viene solo a ver conciertos. Dos pabellones colosales convertidos en un pequeño ecosistema de ocio: luces cálidas, mercadillo navideño, oferta gastronómica amplia y la promesa de after parties hasta que el cuerpo aguante. Todo pensado para quedarse. Nadie quería perderse la fiesta inaugural, que iba a estar dirigida magistralmente por el músico asturiano Melendi.
Melendi abre el STARLITE Madrid con un arranque directo al pecho
Las luces bajaron y la intro dio paso a Hijos de mal. Primer golpe certero. Melendi salió sin rodeos, consciente de que delante tenía a miles de personas dispuestas a cantar desde la primera sílaba. Sonido limpio, banda engrasada y una energía inicial que era épica y creaba una conexión real.
Ese hilo no se soltó en toda la noche. Con La luna llena y Caminando por la vida llegaron pronto las emociones, como quien abre el álbum de fotos familiar sin miedo. El público —mezcla generacional evidente— respondió con coros sólidos, móviles en alto y una enorme complicidad. Aquí había muchas historias personales cruzándose con las canciones.
STARLITE Madrid disfrutaba por completo; creo que hasta El Grinch cantaba y bailaba por los pasillos del recinto. No es de extrañar: con más de dos décadas de trayectoria, Melendi conduce sus conciertos como un auténtico profeta de la música. Su estilo es inconfundible y ha sabido crear escuela con un sello artístico propio.
Melendi recorre su carrera sin prisas ni artificios
El setlist avanzó como un paseo largo por toda su carrera. Un violinista en tu tejado desató uno de los primeros picos emocionales; Mírame y Barbie de extrarradio confirmaron que el repertorio de Melendi sigue siendo un refugio colectivo. Entre tema y tema, palabras justas, alguna sonrisa cómplice y agradecimientos sinceros.
La producción acompañó sin invadir: visuales bien integrados, iluminación envolvente y un diseño sonoro que respetaba cada matiz. No hacía falta más. El protagonismo estaba en las canciones y en lo que provocaban.
Uno de los momentos más celebrados llegó cuando Melendi bajó del escenario para cantar entre la gente. Cercanía real, abrazos improvisados y una sensación de karaoke gigante con Cenizas en la eternidad, Desde que estamos juntos, La promesa y Destino o casualidad, entre otras. Esta última, grabada en estudio junto al dúo estadounidense Ha*Ash. El auditorio entero convertido en un mismo pulmón.
Homenaje al rock español y recta final emotiva
La intensidad no aflojó con Como una vela, Cheque al portamor, Tu jardín con enanitos o Loco. Las gargantas ya iban justas, pero nadie parecía dispuesto a rendirse. Y entonces llegó uno de los instantes más significativos de la noche: Melendi dedicó unas palabras sentidas al compositor, cantante y poeta universal Robe Iniesta, alma de Extremoduro y recientemente fallecido, antes de lanzarse con Arriba Extremoduro. El respeto se notó en el silencio previo y en la explosión posterior. Rock sin artificios, emoción sin filtros. Una canción que resonó hasta en el Olimpo del rock.
El cierre fue con Lágrimas desordenadas. Aplausos largos, vítores y esa sensación compartida de haber vivido algo más que un concierto: una caricia para el alma. Melendi se despidió agradecido tras inaugurar magistralmente el festival.
Hermanos Martínez: el relevo perfecto para la fiesta en IFEMA
Tras el concierto principal, la música no se apagó. En otro de los escenarios del recinto, Hermanos Martínez tomaron el relevo. Álvaro, Borja y Jaime debutaban en la capital tras su paso por STARLITE Occident Marbella, y lo hicieron con una propuesta fresca, directa y muy bien recibida. Vals, Para qué me escribes, Volando y Canalla sonaron a presente y futuro, confirmando que su crecimiento no es casual.
Hermanos Martínez continúan construyendo una carrera prometedora con canciones que conquistaron nuevos adeptos, tal como se evidenció en esta noche madrileña.
Starlite Madrid consolida su experiencia navideña
Bien entrada la madrugada, los últimos asistentes se marchaban tras haber vivido una jornada inaugural de verdadera antología.
Antes de concluir, queremos agradecer especialmente a todo el equipo de trabajo del festival por su profesionalidad y entrega, así como a la agencia Avory por su colaboración constante para que podamos llevar adelante nuestra tarea.
STARLITE Madrid Occident se consolida como algo más que un ciclo de conciertos: es una propuesta diseñada para vivirla entera. Y empezar esta edición con un Melendi tan sólido, cercano y honesto fue la mejor manera de encender la mecha. La ciudad tiene plan hasta el 23 de diciembre. El resto depende de dejarse llevar.
STARLITE Madrid, el mejor festival boutique del mundo, es una experiencia para vivirla en cuerpo y alma.
