Para quien suscribe, el ajedrez es aburrido; sin embargo, es el rey de los juegos de mesa, estimándose que más de 500 millones de personas lo practican.
Proveniente de Persia, data del año 600 a.C. y su primer torneo “no oficial” se jugó en Madrid, en 1575, enfrentando a italianos y españoles. Y precisamente la noticia que deseo compartir y comentar para ustedes la leí en la edición del día 17 de septiembre del diario ibérico La Razón: Un joven de 19 años y quien ha admitido públicamente en un par de ocasiones haber hecho trampa, Hans Niemann, venció al campeón mundial, Magnus Carlsen, en el prestigioso Torneo Sinquefield utilizando indebidamente inteligencia artificial.
Podrías pensar que exagero y que el ajedrez ha tenido mayores historias y rivalidades, como la del húngaro Janos Flech enfrentándose con los ojos vendados a 52 oponentes en 1960 y ganando 31 de esas partidas; o el excéntrico Bobby Fischer destronando a Boris Spassky y Anatoli Karpov, actual diputado por el partido Rusia Unida y sancionado por la Unión Europea por su actividad a favor de la invasión a Ucrania; y Gary Kasparov, conocido activista anti Putin…, ¡pero tienes que leer esto! Presuntamente, un cómplice de Niemann observaba la transmisión de la partida y la simulaba en un avanzado programa informático, avisando remotamente al jugador a través de un código vibratorio en estimuladores sexuales anales (conocidos popularmente como “bolas chinas”).
El campo de batalla pasó del tablero al Twitter, donde Carlsen subió un video del siempre controversial entrenador de fútbol José Mourinho, a quien se le oye decir: “Realmente prefiero no hablar; si hablo, estoy en un gran problema”.
Elon Musk cogió el relevo y tuiteó “el talento alcanza un objetivo que nadie más puede alcanzar; el genio alcanza un objetivo que nadie puede ver (porque está en su trasero)”. Y la polémica sigue.
Si bien el fraude aún no ha sido comprobado, esto quedará en los “anales” de la historia del ajedrez.
