El 14 de septiembre en Madrid viví lo que puede haber sido mi momento más Venezolano en mucho tiempo: el concierto de C4 Trío celebrando sus 20 años. Dos décadas que se dicen fácil, pero detrás hay historias, viajes, trasnochos, miedos y esas ganas hermosas de hacer del cuatro un instrumento que cruza fronteras.
El show arrancó con un video lleno de recuerdos. Desde los chamos inquietos que empezaron a inventar con el cuatro hasta los músicos que hoy llenan escenarios fuera de Venezuela. El público estaba a emocionado, se veía claramente, muchos venezolanos como yo, algún acompañante que claramente iba a verlos pro primera vez y todos conectados por la misma vibra.
Esta vez la formación fue con Jorge Glem, Héctor Molina, Rodner Padilla y Daniel Requena, que entró en lugar de Edward Ramírez quién no pudo asistir a esta gira. Desde la primera nota quedó claro que la música de ellos no necesita letra para decirlo todo. Los cuatros hablan solos, cuentan historias, nos emocionan y hacen que el tiempo se pase volando.
Tocaron piezas como Zumbacumlaude, Receta de samba y Peluche. Entre risas contaron la anécdota de J.G. CUT, un tema de Jorge Glem que nunca tuvo título y terminó con sus iniciales como nombre. Uno de los momentos más bellos y que hizo que las lagrimas saltaran fue Mis hermanos, acompañado de un video que homenajeó a grandes venezolanos que han dejado huella y sobre todo Héctor mencionó que era nuestro momento de pensar en todos los que deberían estar ahí
La nostalgia se hizo presente
El público estaba como hipnotizado, disfrutando, aguantando la respiración, aplaudiendo dejándose llevar por la velocidad y precisión con la que tocan. Fue una descarga de energía que llenó el Teatro Pavón de arriba a abajo.
Cada uno tuvo su espacio para brillar en solitario, demostrando por qué son músicos de otro nivel. Y luego, los tres cuatros junto al bajo de Rodner se juntaron para un ensamble brutal que levantó al público de los asientos.
Pero lo más emotivo llegó con el himno nacional en el cuatro de Jorge, seguido de un pedacito chiquitín del Alma Llanera. Fue imposible no sentirse emocionado e ilusionado. Esa mezcla de nostalgia, orgullo y pertenencia nos atravesó a todos. Porque, sí, a veces sentimos que no somos ni de aquí ni de allá… pero en momentos como ese, la música nos recuerda que seguimos siendo parte de algo mucho más grande.
Salí de esa noche conmovida, agradecida y con el corazón lleno de mi Venezolanidad. C4 Trío sigue siendo prueba de que la música venezolana no tiene fronteras, que se reinventa y que nos representa con una fuerza impresionante. Su música es hogar, consuelo y también futuro.