Una enorme fila aguardaba a que se abrieran las puertas del Gran Teatro CaixaBank Príncipe Pío en Madrid para disfrutar del show de toda una leyenda viviente de la música venezolana como es Rafael “Pollo” Brito.
La emoción comienza con Andru, el hijo del Pollo Brito
Un set íntimo y nostálgico
Para amenizar la espera del concierto principal de la noche, el respetable pudo disfrutar de Andru, hijo del Pollo. Como presentación, se proyecta un emotivo video con un popurrí de fotos y sonido de comerciales y programas de tv antiguos venezolanos, y esto enciende la nostalgia entre los presentes.
Una nueva promesa musical venezolana
El artista interpretó, con un corto y emotivo set que cautivó al respetable, piezas de Ricardo Montaner, Franco De Vita y Yordano, entre otros. También presentó su canción Eres Tú, la cual es para una chica que no logró conquistar, según confesó él mismo. Todo un descubrimiento el músico para el gran público. Ovación y aplausos recibió al concluir su directo. Andru demuestra que el talento también se hereda.
El inicio del concierto de Pollo Brito en el Gran Teatro CaixaBank
Escenografía, ambientación y apertura
A continuación, sube al escenario Carmen Cecilia, manager y productora de la gira europea del Pollo. Agradece a los sponsors, a los fans, a The PR Project, y reconoce que es una noche muy emotiva para todos.
A destacar es que la Antigua Estación del Norte ha mantenido, después de la reforma, la esencia arquitectónica original de este histórico recinto donde los trenes sueñan y son testigos de tantas historias. Se fusiona y entrelaza a la perfección la tecnología más avanzada con lo clásico, y eso permite que se pueda seguir oyendo el show en la zona del bar, en el hall de entrada e incluso en los servicios. Lo único negativo es que no cuenta con ascensor, y eso es un punto a mejorar para que las personas con movilidad reducida o de una edad avanzada puedan acceder más cómodamente a sus butacas.
La conexión con el público desde el primer tema
Llega el momento que los fans estaban esperando impacientemente durante años, y buena prueba de ello es que habían agotado todas las entradas. Se escucha por los altavoces un conmovedor poema dedicado a Venezuela que hace brillar los ojos de los presentes. El recinto se queda a oscuras. En la enorme pantalla ubicada al fondo del stage aparece una puerta. Esta se abre y muestra el clásico conteo regresivo de películas. Al concluir, en la gigantesca pantalla se puede leer: Europa, la espera ha terminado. ¿Están listos?, y comienza a sonar la banda. La orquesta cuenta con una increíble sección de vientos, de percusión, con teclados y un bajo que marca el ritmo.
Gran apertura instrumental hasta que sube el profeta Rafael Brito, para conquistar, en este caso Madrid, con Una casita bella para ti, uno de los más queridos por el público venezolano, y esto enciende el fuego en el interior del corazón de todos y comienza la fiesta, envuelta en un eterno karaoke al unísono. Una velada a pura emoción desde el primer compás hasta el último acorde. Sin pausa alguna, prosigue con Mercedes, de Simón Díaz, y A quién no le va a gustar, de Luis Silva, en versión salsa. Atronador aplauso recibe el Pollo y los grandes músicos que lo acompañan.
Un viaje musical por el alma venezolana
Su tour lleva por nombre De vuelta al origen, y eso es lo que logra hacer con las almas de todo su público: transportarlo por tres horas de duración de su show hasta su ciudad natal, a su barrio, a la casa de sus abuelos. Los fans se entregan por completo y acompañan en todo momento, cantando, bailando y vibrando con la cautivante propuesta del músico caraqueño. La platea superior temblaba, y no en sentido poético ni figurado, sino literalmente, al ponerse de pie todo el respetable y bailar al ritmo de las grandes e icónicas canciones que interpretaban.
El directo del Pollo Brito se podría definir como toda una experiencia vital imprescindible que nos lleva por un viaje sonoro que incluye emociones a flor de piel y bajo los sonidos de cumbia, salsa, folclore, pop, merengue y un incendiario guaracharock. Justamente este último estilo fue el responsable, cuando hizo un mix de himnos de Soda Stereo, Hombres G, Enanitos Verdes, Aterciopelados, Desorden Público y Caramelos de Cianuro, entre otros, de transformar el recinto en un evento histórico. Un capítulo aparte merece lo que desató el artista cuando tomó su cuatro y empezó con Hoy es viernes y el cuerpo lo sabe.
Luego de toda esa lluvia de canciones, El Pollo dijo: Bienvenidos a mi vuelta al origen, la culpa es de ustedes, obteniendo un mar de aplausos. La conexión es total entre el artista y el público. Gran interpretación de Usted sí es bonita, un tema dedicado a su pareja y manager, quien estaba presente y subió a las tablas para acompañarlo bailando.
A Rafael se lo ve feliz, entregado, bailongo y mostrando su corazón musical y artístico. Es para reconocer lo bien que suena la orquesta, con hasta diez músicos en escena durante todo el concierto, y cómo acompañan a la perfección las trabajadas visuales y las postales de lugares emblemáticos del país americano.
Un momento tranquilo para cantar y tocar en el cuatro Anhelante, de Gualberto Ibarreto & Omar Acedo, y luego pasar a Aquel Zuliano, de Ricardo Cepeda. Los pañuelos hacen acto de presencia y ayudaban a limpiar los rostros de los fans conmovidos. También la bandera de Venezuela se formaba constantemente en el marco del escenario a través de luces amarillas, rojas y azules.
Invitados especiales y momentos inolvidables
Su amigo Omar Acosta lo acompaña con su flauta en Caballo viejo y hasta hacen un duelo, cada uno demostrando su virtuosismo, con el Pollo custodiado por su cuatro.
También hay sorpresas, y se pone un tambor de Barlovento sobre el centro del stage, e ingresan por el pasillo central bailarines vestidos con trajes regionales venezolanos que portan banderas, y un grupo de percusión para desatar toda una sesión de tambores incendiarios, a la vez que portaban una imagen de San Benito de Palermo. De vuelta al origen, o, mejor dicho, un viaje de ida y vuelta al origen.
Nos transporta con su voz a Venezuela, y el cuatro se transforma en una extensión más de su corazón. Nombra ciudades del país de la selección vinotinto, y el respetable ruge como si fuera la última noche. Sube a la tarima el poeta Víctor Hugo Márquez (con su correspondiente andador) y nos regalan una de las postales de la velada con la improvisación fusionada entre ambos.
El cierre apoteósico de una noche histórica
Sopa de Caracol, Oye cómo va y Pégate, entre otras, hacen que el baile prosiga. Pero el tiempo es tirano y cruel, y las tres horas de concierto se hicieron cortas, muy cortas. Mentirosa, Golpe con golpe y Canto a Caracas son las últimas caricias musicales del Pollo para su devoto público.
Se cuelga el cuatro y concluye apoteósicamente con Vamos pa’ la conga, y el trencito entre los presentes es el encargado de poner punto y final a un concierto que ya es historia pura de la música universal.
Gracias al talento del Pollo Brito y su orquesta, Madrid, por una noche, fue Venezuela.