Vuelve Marvel a la carga con una de las películas más esperadas de esta primera mitad de año, que hace un poco agua con un guion un tanto absurdo a momentos y que se desconecta de acontecimientos ya solventados en otras entregas de la casa, ya sea filmes o series.
Paradójicamente Doctor Strange vuelve a caer en un círculo vicioso inconcluso. No traeré a colación tramas puntuales para no hacer algún spoiler, pero cuando logren ver el filme inmediatamente se darán cuenta de lo que les comento.
Por otro lado, la dirección de Sam Raimi no defrauda y nos regala instantes únicos en medio del desastroso guion, con magníficas secuencias de acción como las que nos regaló en la tres primeras Spider-Man. En ocasiones sumerge la historia en una vorágine de terror digno de él, similar a la de películas como The Evil Dead 1 y 2, Army of Darkness o Drag Me to Hell.
Benedict Cumberbatch y Elizabeth Olsen nos brindan actuaciones bien llevadas, pero la debutante Xochitl Gómez realiza una interpretación muy tibia del personaje de América Chávez.
La música es una de las delicias de este filme. Fue aportada por el genial Danny Elfman, quien deja en el filme su sello personal, con la tensión requerida y la magnanimidad que requiere una película de superhéroes.
Doctor Strange y el multiverso de la locura es entretenida, pero falla en su historia. Si no fuera por la magia de Sam Raimi como director, se habría convertido en un total fracaso.
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