¡El microchip implantado en la piel para comprar en tiendas es una realidad!
En una fusión de tecnología y biología, una empresa británico-polaca ha lanzado microchips implantables que permiten transacciones al estilo de las tarjetas de banco sin contacto. Esta innovación ha recorrido un largo camino desde que el profesor de informática Kevin Warwick se convirtió en el primer humano en implantarse un microchip en 1998, un experimento que abrió las puertas a una nueva era de pagos.
Casi un cuarto de siglo después, Patrick Paumen, un holandés autodenominado «biohacker», ha causado sensación al pagar simplemente acercando su mano a una terminal bancaria. La empresa sueca DSruptive Subdermals, en 2021, creó un microchip que permite a los usuarios llevar sus pasaportes Covid bajo la piel, ampliando las posibilidades de estos implantes.
La tecnología de implantes ha crecido en Europa, presentando soluciones como los chips de pago de Walletmor. Estos diminutos dispositivos, más pequeños que un grano de arroz, son una amalgama de tecnología y biopolímeros naturales. Según el CEO de Walletmor, Wojtek Paprota, estos chips son versátiles y pueden utilizarse para pagar desde una bebida en la playa hasta un corte de cabello en París.
Los microchips integran la tecnología NFC (Near Field Communication), la misma empleada en los smartphones para la comunicación inalámbrica de corto alcance. Aunque este avance ha sido aceptado por un 51% de encuestados británicos y europeos, también despierta preocupaciones sobre la privacidad y la seguridad.
Patrick Paumen, con 32 implantes bajo su piel, es un ejemplo de cómo la tecnología sigue influyendo en la biología humana. El futuro de los implantes parece prometedor y desafiante a partes iguales, mientras las personas exploran nuevos horizontes en la relación entre la tecnología y el cuerpo humano.
