El mundo del cine está cada vez más saturado de películas sin sentido, de un remake del remake, o sagas infinitas que no aportan nada nuevo al mundo del entretenimiento cinematográfico. Pero siempre hay luz al final del túnel y ésta lleva por nombre Todo a la vez en todas partes.
Everything Everywhere All at Once es una deliciosa locura que escudriña los vericuetos del universo y sus múltiples posibilidades o, como hoy se les dice, multiversos. Y dirán que ya han tenido mucho de eso en el último quinquenio, pero no con la profundidad y originalidad que proponen los Daniels, los mismo que dieron vida a la incomprendida película Swiss Army Man. Y es que ellos hacen de lo absurdo algo que termina convirtiéndose en asunto serio y hasta dramático con una maestría en el proceso que otros directores con más taquilla, experiencia y dinero no han logrado.
La historia se centra en la muy poco interesante Evelyn, una inmigrante china que tiene una vida simple rodeada de facturas, familia disfuncional y su lavandería, hasta que, por situaciones del universo, se ve envuelta en una frenética carrera por salvar al multiverso. Y vaya manera de hacerlo.
Las actuaciones son realmente maravillosas, llenas de personajes con muchas capas e interpretaciones. Está la camaleónica Michelle Yeoh, la misma de Crouching Tiger, Hidden Dragon, que nos demuestra su calidad actoral, y, por otro lado, verán a una irreconocible Jamie Lee Curtis haciendo su actuación más desternillante. Puro lujo.
Everything Everywhere All at Once es desquiciada, filosófica, absurda, dramática, llena de acción y locura. Y aunque parezca imposible, estos ingredientes se van mezclando muy bien hasta darle sentido a todo y transformar a ésta en una excelente película.
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