Te conté ya sobre cómo nuestros padres se comunican a través de sus propios códigos, ¿lo recuerdas? Pues también nuestros hijos lo hacen. Van directamente al grano, pues son de poco hablar, pero lo interesante son las palabras que utilizan y su acentuación. Fíjate…
Mi hija pertenece a una generación audiovisual, que cambió balones, muñecas y juegos en la esquina por TV por cable, streaming y consolas de video; sus «Popy», «Chabelo», «Nubeluz» o «Teleñecos» son youtubers e influencers. Esto le ha dado una acentuación completamente neutra (a pesar del «mandibuleo caraqueño» de sus padres) e incluso, a veces tiene «cantaíto» mexicano y/o porteño, según el youtuber de moda.
Si tus hijos dicen «cometa», «auto», «llantas», «tarta» o modismos de otros países, no te preocupes: es que no solo son hijos tuyos; son hijos de la globalización. ¿No te gustó escuchar a Dua Lipa mentando madre…? Pues algo así: si levantaran en este siglo la Torre de Babel, todos hablaríamos Spanglish.