Hay noches en las que la música deja de ser solo una experiencia sonora y se convierte en un acto de comunión colectiva. El 17 de mayo de 2025, Ginebras ofreció en La Riviera algo más que un concierto: fue el último vagón de su montaña rusa emocional ¿Quién es Billie Max?, una velada cargada de entusiasmo, conexión con el público y sorpresas que quedarán grabadas en la memoria de sus seguidores.
Niños Bravos, teloneros con nombre y presencia
Las puertas del mítico recinto madrileño abrieron con una fila serpenteante que abrazaba la ribera del Manzanares, reflejando un fandom multigeneracional. Niños Bravos rompió el hielo con personalidad y músculo, abriendo su set con una intro de Noelia de Nino Bravo, símbolo de la inspiración que da nombre a la banda.

Lo que siguió fue un despliegue de potencia: Terapia, Soy un tardón, y una reinterpretación incendiaria de Un beso y una flor reafirmaron su carácter emergente dentro del panorama independiente. Cerraron con No puedo parar y Unavailable, dejando el escenario encendido. gran ovación al concluir su directo
Ginebras en vivo: potencia, melodías para corear y una noche que ya es historia
Sobre el escenario, estructuras que emulaban tramos de una montaña rusa iluminaban la pista. Sonaban los ruidos de un tren mientras las luces marcaban el pulso. Así comenzó la subida a todo gas con Billie Max, y el viaje ya no se detuvo. Con la sala abarrotada y el cartel de entradas agotadas, Magüi Berto, Sandra Sabater, Raquel López y Juls Acosta se presentaron como una fuerza escénica de frescura pop y carisma natural.

Alex Turner, con ese inolvidable sigo siendo un gilipollas, retumbó con fuerza. En Vintage, La ciudad huele a sudor y Cosas moradas, la intensidad creció aún más. La lluvia de globos violetas durante esta última fue uno de esos detalles que hacen de un directo algo inolvidable. Respaldadas por Vanana Records, las integrantes de Ginebras han tejido una gira de gran factura técnica y emocional.
Sorpresas, amigos y momentos de pura magia
La noche fue una caja de sorpresas. Jaime y Gonzalo de Karavana se unieron en Lunes negro, aportando otra capa de complicidad al show. Las proyecciones, sincronizadas con el ritmo de cada tema, convirtieron cada canción en una escena distinta de esta montaña rusa sonora y espiritual. Las letras sonaban con una fuerza titánica.

Y el público no soltaba la cuerda. En 6 am el pogo vibró como un terremoto; Paco y Carmela convirtió La Riviera en una plaza de pueblo abierta y festiva. Chico Pum desató euforia, y el karaoke espontáneo fue masivo. La sorpresa continuó cuando una fan seleccionó Filtro Valencia tras atrapar un muñeco de peluche lanzado desde el escenario por el grupo, en un gesto de interacción sincera.

La emotiva Metro de Madrid informa llegó precedida de la bandera LGTBIQ+ desplegada por la banda, acompañada por un mensaje inclusivo en medio de una lluvia de confetis rojos. Poco después, en Desastre de persona, apareció Dani Martín, vestido como chulapa, con un vestido banco perla y aportando su energía un toque teatral que arrancó ovaciones .
Una despedida a flor de piel
La emotividad se elevó con Muchas gracias por venir, en un momento íntimo con Magüi al piano y la presencia de un violinista que sumó elegancia y ternura bajo un mar de luces blancas. Hubo espacio también para un fragmento de Esa diva de Melody, en un guiño divertido a la noche eurovisiva.

El cierre llegó con fuerza: Ansiedad, Rapapá y Bailando mal elevaron la temperatura hasta el límite. Durante esta ultima, las cuatro integrantes se lanzaron al pogo con el público, en un acto final de cercanía y conexión plena. Para concluir, La típica canción sonó como himno compartido, con Niños Bravos y el violinista de nuevo en el escenario saltando al compas, coronando una noche donde rubricaron su buen estado creativo y solidez en vivo. Atronadora y merecida ovación recibió el grupo al concluir su show.

Ginebras, cualquier elogio, se les queda pequeño. Hasta el próximo viaje en vuestra montaña rusa sonora.