El pasado 15 de julio, Juan Luis Guerra y su banda 4.40 ofrecieron en el Movistar Arena de Madrid un concierto memorable como parte del Juan Luis Guerra 4.40 Tour España 2025. El público, más de 15.000 personas con las entradas agotadas desde hacía semanas, ya estaba en su sitio. O mejor dicho: en pie. Porque las sillas, aunque presentes, no tuvieron función alguna durante casi dos horas de show.

La fiesta comenzó: el arranque del concierto en Madrid
El arranque fue una declaración de intenciones absoluta. Nueve pantallas proyectaban animaciones coloridas con instrumentos que caían como si atravesaran épocas. Un estruendo de humo y disparos de CO2 culminó esa intro visual. Y entonces apareció él, el profesor eterno del Caribe: Juan Luis Guerra.

Sin rodeos, lanzó el primer cañonazo de la noche con Rosalía, iniciando un recorrido festivo por décadas de música. Con la sonrisa tranquila del que domina su arte, saludó con un Buenas noches, Madrid antes de seguir con La travesía, La llave de mi corazón y Vale la pena. Acompañado por su legendaria banda 4.40, compuesta por quince músicos que sonaban como una orquesta afilada, Guerra demostraba que el tiempo no erosiona la elegancia ni la contundencia de quien ha escrito tantas bandas sonoras vitales.
Las percusiones, omnipresentes y precisas, fueron alimento para un público que desde el primer acorde se entregó por completo. Las caderas, hipnotizadas, no buscaron descanso.

Clásicos atemporales y una comunión con el público
Uno de los momentos más potentes llegó con Cómo yo, cuyo riff inicial de guitarra provocó una ovación que retumbó en la estructura del recinto. Y cuando sonó El Niágara en bicicleta, el Movistar Arena se convirtió en un solo cuerpo danzante y eufórico.
Tras eso, Juan Luis Guerra tomó una breve pausa para introducir Para ti, diciendo: Compuse a Jesús, el Salvador, el Rey de Reyes esta canción. Para él no hay nada imposible, todo lo puede. La espiritualidad y el ritmo se fundieron sin fricción. Fue un momento de calma luminosa en mitad del torbellino musical.

Bachata sin concesiones y producción impecable
Como no podía ser de otro modo, la bachata ocupó un lugar privilegiado. Un medley desató otra ola de entusiasmo: Bachata en Fukuoka, La hormiguita, Bachata rosa y Burbujas de amor. La calidad de la producción técnica del 4.40 Tour fue evidente: visuales impecables, sonido cristalino y una iluminación que bailaba con la música. Este no era solo un concierto, era un espectáculo cuidadosamente coreografiado para emocionar. Un recital de los mejores que han pisado el coso madrileño este 2025 sin lugar a dudas.

El talento como bandera: 4.40 se luce
En un gesto habitual en él, Guerra cedió el protagonismo a su banda. 4.40 interpretó Tú y Como abeja al panal en solitario, en una muestra de maestría que incluyó incluso castañuelas. Desde mi posición observé a técnicos del equipo bailando entre cables y hasta al camarógrafo del escenario marcarse unos pasos. No era para menos: estaban siendo parte de algo grande.
Segunda mitad: compromiso social, nuevos temas y mensaje global
Con cambio de vestuario —mismo atuendo que su banda— volvió a escena para atacar el clásico Visa para un sueño con pasos de baile incluidos. Luego vinieron los temas más recientes del EP Radio Guira: Mambo 23, DJ Bachata y La noviecita.
Entonces llegó El costo de la vida. Megáfono en mano, Guerra disparaba proclamas al estilo old school. Crítica social al ritmo de merengue, con fuerza pero sin perder elegancia.
La última parte del concierto fue una sucesión de himnos. El público, ya desbordado, coreaba con pasión cuando Guerra nombraba países de Hispanoamérica. Luego sonó Ojalá que llueva café en el campo, y el recinto se transformó en un coro gigantesco que no dejaba de moverse. La experiencia tenía sabor de festival.

En El farolito, Juan Luis tomó una cámara y comenzó a mostrar uno por uno a sus músicos en plena acción, como un director orgulloso de su orquesta. Le siguió Las avispas, antes de despedirse agradeciendo con un gesto humilde.

El momento mágico: Juan Luis Guerra y Alejandro Sanz
Pero el público no se movió. El océano de luces blancas pedía más. Y la leyenda volvió. Lo hizo con A pedir su mano, desatando otra explosión de júbilo. Y entonces, sin previo aviso, llegaron dos taburetes al centro del escenario.
Sentados juntos, Juan Luis Guerra y Alejandro Sanz interpretaron Bachata rosa. La ovación fue atronadora. Madrid estaba viendo algo único, irrepetible.

El cierre definitivo llegó con La bilirrubina, y bajo una lluvia de serpentinas, se selló una noche de celebración, elegancia y pura música. Nadie quería irse, pero todos sabían que ya habían vivido algo difícil de igualar.

Antes de concluir quiero agradecer a Merche Garcia de VICART por su trabajo y profesionalidad, a Carla Linares de PROCATIV Entertainment por su colaboración continua y a mi fiel compañero Henrique Pratas por su labor, entrega absoluta y magia detrás de lanet para captar sólo lo que el alma ve.

Juan Luis Guerra y su 4.40 Tour España 2025 pasaron por Madrid brindando un concierto histórico, para guardar en el corazón y con el cual, pusieron a bailar hasta el oso y el madroño.