Ke Personajes en Madrid: magnetismo, emoción y cumbia en una noche que quedó en la piel
14 de septiembre, Madrid. Minutos pasaban de las 20:30 horas cuando una cuenta regresiva invisible empezaba a marcar el pulso de un público impaciente. El Movistar Arena, con sus gradas encendidas y una pista a reventar, latía al ritmo de algo que no había comenzado, pero que ya se sentía en el aire. Las luces bajaron, cayó un enorme telón del frente del stage, y allí estaba: un escenario en tres alturas, presidido por una pantalla LED gigante en el fondo. También se observan pantallas luminosas en los frontales de los megaescalones donde se ubicaban los músicos y el grupo comienza a tocar. A la vez que las trabajadas visuales dicen presente y las explosiones de fuego, sumadas al ritmo, transforman el murmullo en un estruendo colectivo y miles de aplausos que llenan cada uno de los espacios del recinto van creando una postal histórica y para el recuerdo, por obra, gracia y talento de Ke Personajes.

El show arrancó con la banda desplegando canciones que funcionan como tarjetas de presentación y, de inmediato, el recinto se convirtió en algo más que un concierto. Era una ceremonia con acento de cumbia. Apenas apareció Emanuel Noir, el alma del grupo argentino, el clamor fue unánime y apoteósico. Abrió con Ya no siento nada, Fue ella fui yo y Echar de menos, tres trallazos directos al corazón colectivo de un Movistar lleno hasta los bordes.
Emanuel, carismático y presente, miró al respetable y manifiesta: A partir de ahora empieza el show de Ke Personajes. Y no mentía. Vaya concierto el que ofrecieron a continuación a sus miles de fans.
Un cielo de luces y una banda que sostiene el viaje
La puesta en escena era ambiciosa, pero no caía en el exceso. Una pasarela que avanzaba hasta el centro de la pista creaba cercanía física y emocional. Mientras caminaba, Emanuel jugaba con el público, dividía el recinto en dos mitades y dirigía un duelo de linternas que convirtió el pabellón en un cielo portátil.

La banda –conformada por teclados, guitarra, bajo, sección de vientos, percusión y, claro, la voz de Noir– sonaba compacta, envolvente. No solo acompañaba: contaba junto a él las historias musicalizadas. La cumbia no cesa. El ritmo de Por Dios que no, Entre el odio y el amor y Tiene espinas el rosal atraviesa los esqueletos al completo de todos los presentes.
A mitad del set hubo un giro inesperado y encantador: llegaron las versiones. Con el piano de cola como protagonista, desfilaron reinterpretaciones sentidas de Robbie Williams, Evanescence y Queen. Clásicos, sí, pero filtrados con respeto y una personalidad marcada y bajo las texturas de Ke Personajes.

Tatuajes, emociones a flor de piel y un set íntimo
Entonces ocurrió una de esas transiciones que se sienten más que se ven. Se armó un pequeño set en el frontal de la enorme pasarela central, la cual llegaba hasta la mitad de la pista. Este mini stage incluía teclados, batería electrónica y güiro. Emanuel Noir (quien se quitó la chaqueta dejando ver todos los tatuajes que custodian su piel), Sebastián Boffelli, Enzo Martínez y Joel Brem hicieron que las pulsaciones se elevaran aún más para generar una conexión única con el respetable.
Mujer amante de Rata Blanca, Sé que te amo del mexicano Adolfo Ángel Alba y una versión rítmica y honesta de Hotel California de Eagles fueron la columna vertebral de ese momento. Una especie de living íntimo en medio del coloso. Sus tatuajes cobraban vida y salían huyendo por momentos de su piel para aplaudir —esa fue la sensación.

Banderas, cambios de vestuario y el corazón latino
De nuevo al frente, el concierto no perdía ritmo. La danza, Piel y Como la flor (con cambio de vestuario incluido), entre otras, mantuvieron la energía en lo alto. Las visuales, milimétricamente diseñadas, servían como extensión del relato musical. También los disparos de fuego, las lluvias de serpentina y el confeti por doquier forman parte de la gran propuesta escénica y visual del espectáculo. A destacar es el sonido pulcro de principio a fin del show. Ke Personajes no escatima en producción. Entrega absoluta y toda la carne puesta al asador.
Mientras transitaba por la pasarela, Emanuel recibió banderas de seguidores que le iban siendo lanzadas: España, Perú, México, Ecuador, etc. Las tomó una a una, las alzó, las llevó consigo durante varios minutos y luego, en un gesto silencioso y cariñoso, las entregó a un asistente para que formara un mural en el segundo piso del escenario. Un claro signo de respeto y de agradecimiento hacia sus devotos fans.

El tramo final: épica con ritmo
Ya en la recta final sonaron Ojitos rojos, Aquello qué pasó, el clásico de Jon Secada Otro día más sin verte, Adiós amor y Oye mujer, para poner la guinda a una velada rítmica y emotiva por demás.
Pero hay sorpresa: la banda decide realizar unos bises a posteriori de una lluvia interminable de serpentinas. El público flotaba y recibía con enorme satisfacción el regalo: las elegidas eran Un finde, Costumbres (grabada en vivo junto a Damas Gratis) y Pobre corazón, para culminar una noche para enmarcar. Miles de personas conmovidas, sudadas, algunas incluso llorando, sabían que habían vivido algo difícil de repetir.

Antes de concluir, quiero agradecer a Iglesias Entertainment, a Artist Publicist y, en especial, a Tomás Palacios y Pedro Reyes por su trabajo, profesionalidad y colaboración en todo momento.
Ke Personajes es un grupo visceral, sincero, certero, y su paso por Madrid fue una prueba de que, cuando la emoción se combina con oficio, el resultado no necesita adornos: se queda para siempre. Cumbia eterna y de autor.