Los argentinos llegaron con la mejor buena vibra a la capital española como parte de su gira en estas tierras, que los llevaba también por Málaga, Mallorca y Barcelona.
Una sala But a reventar nos recibía para disfrutar de los más de 30 años de estos nacidos en Baires y que venían a llenar de música las almas latinas que invadían un domingo el icónico venue.
Cercano a las 21:00, se apoderan de la tarima estos «no tan chicos» para iniciar con un medley instrumental que enciende los motores, al ritmo que se expandían bocanadas particulares, sacando sonrisas con ojos achinados a más de uno y molestias a los no acostumbrados al particular olor.
La presencia de Guillermo Bonetto definitivamente lo es todo, con un canto preciso, que siempre va acompañado de un flow dance que logra la atención de todos y que se imane aún más la relación artista-público.
Un «Buenas noches, Madrid» rompe el hielo y da paso a temas como «Muia», «Prefiero», «Velas y Sahumerio»; son tan solo el abreboca de un show que arranca con buen pie y comienza a construir el affair de Guille con los presentes.
LOS CAFRES EN VIVO – MADRID SE RINDE AL DESEO
Si hay algo que saben llevar con mucha experiencia estos señores, son las emociones, que se ven reflejadas en canciones que hipnotizan a todos… «La Naturaleza», «Acto Salvaje» y «Aire» llevan a Madrid a convertirse en el coro a masas de una noche que seguía prometiendo mucho más aún.

«Tus ojos» y «Barrilete» fueron un instante único, sobre todo con esa fusión en matices de jazz del segundo tema; de los más destacados de la noche.
Guillermo, mientras avanza el concierto, va presentando a los músicos, que reciben muestras de cariño y visto bueno ante sus «solos».
Comienzan a aparecer regalos en forma de banderas y la tarima se disfraza con banderas de Perú y Nicaragua. Definitivamente, la mejor manera de agradecerlo es con música, es por ello que «Sinsemilla», «Dulce remedio» y muchas más saldan esta deuda de agradecimiento.

«MADRID, ESTO SON LOS CAFRES»
A nivel definitivamente rituales, convergen las energías de Guillermo, que se ve cada vez más entregado a su público, y la respuesta no se deja esperar con «Sigo Caminando» y «Este Jardín».
Los años no pasan en vano, y las más de tres décadas nos dejan ver que la banda tiene ganas de sobra para seguir enamorando corazones y encendiendo emociones.
Guillermo lo dice:
«¿Cómo se sienten, Madrid? … Tan cálidos, tan latinos, tan hermosos.»
El público, entregado en cánticos y bailes, una buena onda era protagonista en la sala But.
Todavía nos queda un poco más y le vamos dando el hasta luego con «Imposible», «La Flor», «Casi que me pierdo» y «Si el amor se cae».
Cien minutos de entrega de estos veteranos de mil batallas, que siguen tocando como pibes, pero con la madurez precisa que los mantiene bien asentados en el main.

El público coreó al unísono «¡otra, otra!», quedándose solo en ganas, ya que, de hacerlo, era incumplir con un contrato. No hubiese sido malo romper la regla, Madrid lo merecía.
Como siempre, en la salida se escuchaban voces que mostraban inconformismo por no haber escuchado algún tema en particular, pero cabe el justo razonamiento de entender que 30 años de música, explayados en más de 12 discos, no se comprimen en una hora y tanto de show.
Gran noche de reggae argentino, gran show, excelente producción, y gracias por la invitación… Que sean 30 años más para Los Cafres.