En 2010, cuando irrumpieron en la escena musical española, se percibía que su propuesta era distinta al estar impregnada de electrónica, rock, pop y una energía sonora para resucitar hasta dinosaurios. En 2017, prosiguieron dando un certero golpe sobre la mesa al crear Vanana Records, su propio sello discográfico.
En 2024, más precisamente en la noche del sábado 26 de octubre en La Riviera, demostraron nuevamente por qué son sinónimo de arte. Hablo de ELYELLA, el dúo conformado por los productores y DJs ELLA y MØNØ. Arquitectos e ingenieros de un sonido que se apoderó de miles de fans, quienes colgaron el cartel de Sold Out en la mítica sala madrileña y dejaron una huella imborrable en las almas del público.
A continuación, ponte cómodo, porque aquí viene nuestra reseña.
Niños Bravos abren la noche
Previamente a la actuación estelar de la noche, tocaban los emergentes Niños Bravos para ir calentando motores y que el público fuera encendiéndose en una noche que quedará escrita en las páginas musicales de Madrid. Interpretaron canciones como “Soy un tardón”, “No puedo parar”, “Yo no quiero problemas” o “Unavailable”, entre otras. Al finalizar su show, recibieron un merecido aplauso de los presentes.
ELYELLA aparecen con todo en la tarima
Desde los camerinos, a través de la pantalla central de la sala, podíamos ver cómo se alistaban ELLA y MØNØ; caminaban por el pasillo y subían al escenario para dar cátedra y corroborar por qué son un combo sólido capaz de hacer bailar, saltar y cantar a miles de personas. Con las primeras pinceladas, ponían al respetable eufórico con canciones “perfumadas” por ellos de artistas como Lori Meyers, Viva Suecia, The Killers o Arde Bogotá, entre otros.
Es justo destacar la magnífica e impresionante puesta en escena de ELYELLA, que incluía cañones de confeti, humo en grandes cantidades, espectaculares juegos de luces, lásers por doquier y unas pulseras LED que entregaron a la entrada del evento a los fans, para hacer que la experiencia fuera inmersiva, completa y transformara el show en un concierto legendario.
ELLA y MØNØ cambian de localización y abandonan el escenario principal para establecer su base de operaciones en un stage ubicado en la parte central de La Riviera, rodeados por todo el público y bajo una gigante bola de discoteca iluminada por luces, que acompaña el set de canciones que disparan desde sus consolas y ordenadores.
La química entre ellos es única
La velada proseguía su increíble recorrido, iniciado desde las primeras canciones, y era palpable cómo los artistas se entregaban en cuerpo y alma para transformar su concierto en un evento épico en la capital. Auguro que no habrá techo en su trayectoria, porque la química entre ellos es notoria y el talento les brota a raudales.
Los fans recibían las canciones del dúo directamente en sus corazones y esto, unido a un cuidado sonido, hacía que la energía positiva sobrevolara por todo el recinto. Es importante destacar que, a la misma hora, se estaba jugando el clásico del fútbol español, pero miles de personas prefirieron volcarse con la cultura para demostrar que el arte también es mainstream.
Aplausos, más aplausos y vítores recibían ELYELLA. Sube al stage principal para acompañarlos Ginebras, en una interpretación antológica de “Bailando mal” y la sala canta al unísono.
La despedida
Pero, lamentablemente, la noche debía concluir, y después de canciones como “La historia interminable”, “El Bien”, “El principio de algo” y “Tenemos la respuesta”, entre otras, llegaba el colofón final con el himno “Que nada nos pare (lo más importante)”. Al concluir su histórico show, recibieron el disco de platino por las más de 20 millones de reproducciones de esta canción. Tremenda ovación por varios minutos la que se llevaron los artistas al concluir su set.
En sus manos, en su estilo, en su talento y en su arte, está la banda sonora de este país. No diga música, diga ELYELLA.