En Lucy Fair, la cantautora berlinesa Valentine Romanski construye un espacio donde conviven ángeles y demonios, luz y sombra. Melodías celestiales se cruzan con grooves intensos, cuerdas que rozan lo etéreo y texturas que parecen llegar desde otra galaxia. Es un viaje íntimo y cinematográfico, una odisea espacial digna de David Lynch y Sailor Moon salvando la Tierra de un demonio cósmico. El proyecto nace como un territorio creativo sin fronteras.
Valentine Romanski es una artista con historia y escenarios recorridos
Nacida en Berlín, firmó su primer contrato discográfico a los 14 años. Sus canciones han llegado a las listas de éxitos y ha compartido escenario con nombres como Bosse y Rea Garvey. En 2003, Paul McCartney la invitó a cantar en su gala Adopt A Minefield y no dudó en decir: “This girl is amazing”. Su trayectoria es una mezcla de constancia, talento y curiosidad artística.
El proyecto combina riffs potentes con atmósferas envolventes, energía cruda y un sentido narrativo marcado. Hay algo de Florence & The Machine, M83, Wolf Alice, Placebo, Kate Bush, Tori Amos y David Bowie en el aire, pero con una personalidad propia que mira hacia el pop del futuro sin perder la emoción de lo artesanal. Este es un sonido diseñado para quedarse.
La propuesta busca transportar al oyente a un gran cine personal
“Quiero sacar a los oyentes de lo cotidiano y llevarlos a su propio gran cine”, dice Valentine. Cada canción es tratada como una escena épica. El resultado es un relato musical que emociona, sorprende y deja una marca. Lucy Fair es más que un debut: es el inicio de una historia que promete capítulos memorables.