En un tiempo donde las propuestas masivas llenan ciudades y algoritmos, Monasterio Festival surge como una invitación íntima y transformadora. El 12 y 13 de septiembre de 2025, entre los muros del Monasterio de Pelayos de la Presa, a tan solo una hora de Madrid, se celebrará una experiencia sonora distinta, cargada de belleza y silencio.
Con entradas limitadas a solo 500 personas, este festival propone una despedida del verano madrileño desde la sensibilidad, en un espacio patrimonial que respira historia y quietud. Pero no se trata solo del entorno: la propuesta artística es una declaración de intenciones.
Un cartel que resuena en el alma
Pablopablo, Niño de Elche y Muerdo encabezan un cartel donde la música no compite con el ruido, sino que dialoga con la naturaleza, la piedra y el silencio. Una programación pensada para quienes prefieren habitar el sonido, más que solo escucharlo. Artistas emergentes serán protagonistas de esta edición inaugural, gracias a una convocatoria abierta que se realizó hasta el pasado 4 de julio, lo que permitirá que se unan voces autenticas
Entre árboles, ruinas, quietud y cielo abierto, Monasterio Festival no pretende ser un evento. Es una pausa, una celebración, un ritual. La música, la danza, la palabra y la imagen se entrelazan para dar forma a un encuentro humano, emocional y artístico.
La propuesta incluye un camping ecológico cuidadosamente diseñado, con opciones de mobile homes y bungalows, actividades al aire libre como rutas en kayak o paseos por el pantano, y una oferta de gastronomía local que honra el territorio.
Aquí, cada cuerpo que baila y cada voz que canta es parte del relato. Este festival nace desde el amor por la creación, la belleza y lo sagrado del encuentro. No se trata de consumir, sino de compartir.
Solo 500 personas vivirán esta primera edición, las entradas ya están disponibles aquí. Monasterio Festival nace con el propósito de reconectar con lo esencial a través de lo artístico. Y con una premisa clara: honrar el pasado para crear nuevos presentes.
Un evento hecho de sensibilidad, de comunidad, de visión compartida. Un refugio temporal, pero inolvidable.