Mi amiga está buena y no, no le interesa la Inteligencia Artificial. ¿Cómo la convenzo de tener sexo conmigo y también a sobrevivir en su campo laboral en esta revolución tecnológica de las IAs?
Tomo mi bebida y pienso cómo explicarle que está jodida sin que eso me quite la posibilidad de tener algo con ella. La traje al centro comercial para convencerla de que las inteligencias artificiales (IAs) no van a destruir el mundo ni a esclavizarnos (gracias, Terminator). Todo lo contrario, como todo avance tecnológico, vinieron para hacernos la vida más fácil. De hecho, ya lo venían haciendo desde hace unos años.
“Sí, me han contado que ahora puedes conversar con una máquina ¡y te entiende! ¿Qué loco, no?” Me dice con cierta inocencia. Claro, en 2023 el mundo abrazó la llegada de los GML, o grandes modelos de lenguaje (LLM por sus siglas en inglés) a través del famoso ChatGPT, luego Bard y después muchos otros. Y es aquí donde ella no se da cuenta de que está jodida.
No se trata de una amenaza de esclavitud tecnológica, sino de una revolución en la manera en que vivimos y trabajamos, como cuando el automóvil le dijo adiós a la era del caballo. No más establos, pero hola a los talleres mecánicos.
Ella es traductora, y si no aprende a utilizar las IAs para evolucionar, como lo hará su trabajo, está jodida. Tal vez ya no se necesiten tantos traductores como antes, pero hará falta supervisión y dirección de traducciones realizadas por IAs.
Mientras veo una foto de ella en pelotas que me ha generado una aplicación de IA en mi móvil, busco las maneras de que se interese en el asunto, pero no parece que vaya a tener mucho éxito. Lástima, pero igual está buena y por ahora no puedo tener sexo con una IA.
Pero, en fin, yo quiero con ella. ¿Puedes recomendarme alguna aplicación que me ayude en este propósito? Quizás, el que está jodido soy yo.
