Pocas series tienen la capacidad de reinventarse luego de haber tenido temporadas flojas, casi para el olvido. Ese es el caso de Stranger Things que, luego de haber tenido una muy buena temporada 1, decayó muchísimo en las 2 y 3.
Pero para el beneplácito de todos sus fans, los hermanos Duffer y Shawn Levy lograron encontrar nuevamente la magia de la primera temporada y están logrando darnos un increíble cierre para esta última, que será entregada en dos volúmenes: El primero, de 7 capítulos, que ya está disponible en Netflix; y el segundo que será de solo 2 episodios, cada uno con una duración de largometraje (algo poco común para una serie).
Pero es momento de escribirles de los chicos del pueblo de Hawkins. En esta ocasión tendrán que enfrentar a Vecna, un nuevo y terrorífico villano que viene a hacer de las suyas.
Lo demás que puedo contarles, evitando spoilers, es el cuidado con el que han recreado nuevamente los años 80, en su total esplendor con sus estrafalarios atuendos, música, y los diversos elementos tecnológicos que ahora son piezas de museo.
Otro punto a favor de esta última temporada son las diversas subtramas que se sustentan por sí solas y que fácilmente podrían ser otra serie independiente. Y todo esto gracias a un guion muy bien escrito.
Las actuaciones son muy sólidas, pero quién salió del cascarón en esta ocasión, y para mí tiene la mejor interpretación, es Sadie Sink personificando a Max. Sencillamente se come el papel.
Así que mi recomendación es ver ya mismo Stranger Things Volúmen 1, y dejarse atrapar por su intensa historia llena de guiños y tributo a la década de los 80, sus películas, sus actores, su música. ¡Que viva Kate Bush!
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