Hay bandas que suenan bien. Otras que suenan diferente. The Happy Fits hace ambas cosas a la vez. Lo suyo no es solo pop independiente con ganchos melódicos: es una declaración estética que tiene como eje central algo poco común en la escena alternativa internacional… un violonchelo. La banda de New Jersey, encabezada por Calvin Langman, convierte lo insólito en cotidiano y lo cotidiano en potencia sonora.
Pop de cámara y pista de baile
Cuando Calvin decidió reemplazar el bajo por su instrumento de siempre, el violonchelo, abrió una puerta que ha definido la personalidad del grupo desde entonces. Esa decisión marcó no solo su sonido, sino su lugar en la escena indie contemporánea. Y en septiembre, esa identidad musical única aterriza en España con dos fechas muy esperadas: el 24 de septiembre en Madrid (El Sótano) y el 25 de septiembre en Barcelona (sala VOL).
Ambos conciertos prometen una conexión directa con el público, en espacios donde cada arreglo se percibe de cerca, cada coreo se siente en la piel y cada estribillo tiene nombre propio.
Entradas a la venta y beneficios especiales
Los boletos estarán disponibles a través de Fever desde el 9 de mayo a las 10:00, con un precio inicial de 18 € más gastos de distribución. Además, quienes sean usuarios de Revolut podrán acceder a un 10% de descuento directo. Y si todavía no eres usuario, hay un incentivo extra: 20 € de bienvenida al registrarte.
También será posible adquirir entradas mediante el Bono Cultural Joven del Ministerio de Cultura, en una iniciativa que conecta nuevas generaciones con propuestas artísticas frescas y relevantes.
Una experiencia directa y sin artificios
En los directos de The Happy Fits no hay parafernalias, solo música que golpea donde tiene que hacerlo: en el centro de cada historia que el público proyecta al escuchar Dirty Imbecile, Hold Me Down o Grow Back. La energía que genera el cuarteto sobre el escenario, sin trucos, sin pantallas gigantes, sin más filtros que sus propias cuerdas, es el tipo de propuesta que convierte cada canción en algo casi físico.
Porque eso es lo que hacen bien: transformar la ligereza del pop en algo que se lleva dentro mucho después de que termine el show.