Venturi se presentaba en la sala Copérnico en la capital española y prometía que la noche sería verdaderamente apoteósica. Previamente, el grupo invitado fue Dear Joanne, que, con su mezcal de rock de garage y perfume punk, garra, entrega y una energía vital arrolladora, encendieron al público y lo prepararon para el show central. Arrollador power trío en vivo. Especial atención a su hit “Benito el aparejador”. Un proyecto de mucho futuro. Merecido aplauso recibió, al concluir su concierto, la banda.

Venturi en la tarima
Unos ajustes sobre el stage, el público ruge, se muestra impaciente, expectante. Quiere y necesita la fuerza vital sonora de Venturi. La decoración del escenario incluye abundantes cajas de pizzas con el logo del grupo estampado (¿estarán vacías? Es la pregunta que sobrevuela toda la sala), vasos plásticos rojos, algunas luces tenues. Abundante humo, intro disparada con el video de la presentación de su aclamado disco Comida Rápida y ese leitmotiv continuo: comida rápida no es comida basura. Conforme concluye el video, las pantallas de la sala se vuelven a cero, aparece la banda y disparan certeramente con “Ser cruel”, y el fuego incontrolable se desata mediante este himno de Venturi. El pogo dice presente para no desaparecer ya en todo el show.

El espíritu de Venturi se apoderó de todas las almas de los presentes desde el primer acorde, y el grupo se entrega por completo en cuerpo, alma y vida. Como contraprestación, los fans, al unísono, ante el increíble show y despliegue de los músicos, cantan, saltan y vibran. Un directo en el que repasaron canciones de sus discos Mi estúpida opinión, No puede ser peor y el hipnótico Comida Rápida.
“Bienvenidos a nuestro restaurante”, dijo la banda y prosiguió con “Estamos vivo” y un cartel en la pantalla central que dice Venturi fresh & loud tunes! Interpretan canciones como “Puto friki”, “Naces, creces, enloqueces”, “Toda la noche” y “Vienen a vernos”, entre otras. El cuarteto suena perfectamente engrasado. Una máquina en pleno rendimiento que cautiva e hipnotiza. Permanentemente, el público forma enormes círculos en la sala y desata todos los demonios saltando y poniendo a prueba los cimientos de la sala.

Esta reseña del concierto de Venturi refleja lo que significa verlos en vivo: un viaje imborrable. Desde la producción, el sonido, la puesta en escena, el show de luces y las trabajadas visuales, hacen que el combo madrileño esté listo para afrontar el próximo paso en su carrera. Convencido estoy de que Apolo, el dios de la música, estaba entre los presentes disfrutando. Nadie se quería perder la fiesta. Debería haber sido eterna. Más de veinte canciones que poseyeron por completo los esqueletos del respetable. Un punto a destacar es que el pogo va a más, cada vez mayor. La banda muerde certeramente la yugular de toda la platea.

Los himnos de Venturi y pizza para todos
Tocan su himno “Fat Toni”, “Mi estúpida opinión” y “Autosuficiencia” para hacer que la comunión entre el respetable y la banda sea absoluta. El menú Venturi es el correcto. Llega un momento sublime: un repartidor de pizza aparece entre el respetable durante la canción “La noria” y comanda el enésimo pogo infernal. Al concluir la performance, desde el stage le pasan dos cajas de pizzas y las reparte entre el público que, como buenos hermanos de la música, se distribuyen las porciones y van mordiendo, dando un bocado cada uno, mientras los trozos de pizza continúan su recorrido hasta extinguirse en los estómagos de los fans completamente venturizados.

El grupo agradece de forma continua por el cariño. Encaran la recta final del show con “Hoy he recibido flores”, “Tranquilísimo”, en la cual un fan es manteado por los aires, su clásico “Bruce Banner”, durante la que se bajan el frontman y el bajista a la platea y son subidos a hombros, y el repartidor de pizza sigue entre el público comandando el pogo. Un pequeño intercambio de funciones llega cuando el baterista cambia los tambores por el bajo, y son disparadas las pistas para cantar “Safari”. Incluso, unos compases en la batería ejecuta el cantante.

Todos recuperan su posición e invitan al guitarrista de Alcalá Norte, Carlos “Dr. Rock” Elías, para que los acompañe en “He visto que estás bien” y concluyen apoteósicamente una noche épica con otro himno de su cosecha, “Darveider”, mientras por las pantallas se proyectan imágenes del héroe de Star Wars.
Tiran las cajas vacías al aire, se abrazan entre ellos y saludan visiblemente emocionados al público. Confieso que esperaba recibir alguna caja con alguna porción. No hubo fortuna. Atronadora, ensordecedora y merecida ovación recibieron al concluir. Volvieron a demostrar que son profetas sonoros en su tierra. El logo de la banda vuelve a la pantalla central. Lentamente, el respetable se retiraba extasiado y satisfecho por haber podido vivir una noche épica.
No diga música, diga Venturi.