La espera terminó. Wolf Alice, una de las bandas más influyentes del panorama alternativo británico actual, ofreció un espectáculo íntimo y colosal en el mítico Teatro Barceló de Madrid el pasado miércoles 11 de junio. Un encuentro exclusivo —acceso solo por invitación— que se convirtió en un acto de comunión directa con la música y sus seguidores más fervorosos.
Un viaje emocional con identidad británica
En un espacio cargado de historia, con aforo reducido y una atmósfera electrificada desde el primer acorde, Wolf Alice desplegó todo su arsenal emocional y sonoro. Un showcase que rozó lo ceremonial, con más de 15 canciones que sirvieron de repaso a su discografía —desde My Love Is Cool hasta el alabado Blue Weekend— y que ofreció un adelanto exquisito de su próximo trabajo: La contundente The Sofa
Los primeros acordes de Formidable Cool marcaron el punto de ignición. El público, vitoreando con entusiasmo contenido, recibió a Ellie Rowsell con el fervor de quien vuelve a ver a un viejo amigo. ¡Hola Madrid! ¿Cómo estás? dijo la vocalista mientras el rugido del respetable lo decía todo.
Un setlist diseñado para el delirio
La conexión fue inmediata. Canciones como Delicious Things, How Can I Make It OK?, Safe From Heartbreak (If You Never Fall in Love) y Silk tejieron un hilo emocional que oscilaba entre la euforia y la melancolía. La banda no se limitó a interpretar, sino que entregó cada nota con precisión quirúrgica y alma desnuda.
Uno de los momentos más esperados fue la interpretación de Bloom Baby Bloom, primer adelanto de The Clearing, el nuevo álbum que verá la luz el próximo 29 de agosto y para el cual hay muchísima expectación. Este corte ya apunta a ser una joya sonora, un equilibrio entre densidad lírica y producción luminosa. El tema inédito The Sofa también se coló en el repertorio, dejando una impresión potente y diseñada para acariciar el alma.
Wolf Alice es furia, ternura y un toque épico en equilibrio
El segmento más visceral llegó con Yuk Foo, en el que Ellie Rowsell tomó un megáfono para lanzar su rabia punk como un dardo directo al corazón del público. El gesto final —tirarse al suelo exhausta, fue arte físico acontecido por la entrega absoluta de la frontwoman. Le siguieron piezas como Play the Greatest Hits, una descarga de punk británico sin concesiones, y Giant Peach, que cerró con una inesperada fusión de compases de Seven Nation Army de The White Stripes y Iron Man de Black Sabbath.
Desde aquí, mi agradecimiento para todo el equipo de Live Nation, en especial a Erik y a Raquel, al staff de la sala y a la banda por su entrega absoluta, su cercanía, por su simpatía y con quienes pudimos hablar after show para intercambiar impresiones.
El clímax emocional llegó con The Last Man on Earth y Lipstick on the Glass, donde la banda mostró su capacidad para suspender el tiempo. La interpretación de Moaning Lisa Smile reavivó la energía, hasta que la noche se despidió con el himno generacional Don’t Delete the Kisses, recibido con una ovación cerrada que convirtió el Teatro Barceló en una catedral de rock.
Producción elegante para una noche única y álbum en puerta
El sonido fue impecable. La producción técnica milimétricamente cuidada, logró que cada instrumento respirara en su espacio. Las luces, de estética minimalista y pulsos bien sincronizados, acompañaron sin robar protagonismo. No hizo falta más. Solo una banda en estado de gracia, un público entregado y una ciudad que respira cultura desde el alma.
¿Quieres ser parte de la próxima experiencia de Wolf Alice? No pierdas de vista el lanzamiento de The Clearing el 29 de agosto y de futuras fechas. La revolución sonora sigue creciendo, y este es solo el principio.
Wolf Alice, una propuesta hipnótica de rock.
