98.000 niños. La mitad con alguna discapacidad física o mental. 70.000 de ellos en zonas calientes. Es la escalofriante realidad sobre la que están llamando la atención las principales ONG y trabajadores de protección de la infancia en Ucrania. De ese éxodo migratorio que sigue cruzando las fronteras del país bombardeado por Vladimir Putin cada día, 1,5 millones de personas son menores de edad. Pero dentro del país, en sótanos o refugios antiaéreos todavía o en los mismos orfanatos donde han pasado sus últimos años, están ellos: 98.000 niños aún escondidos entre cuatro paredes, el 92% de ellos, según estima Aldeas Infantiles SOS, tienen uno de sus dos progenitores vivos, aunque perdieron la tutela y esta pertenece al Estado ucraniano, un Estado que, ahora mismo y por razones obvias, ha abandonado a estos menores.
