Se termina la cuenta regresiva y, después de 6 largos años, podemos disfrutar del nuevo disco de Bon Iver SABLE, fABLE. Un 5to disco de estudio que nos da una buena bienvenida a la primavera.
Los 19 años de la banda han sido reconstruidos en un disco que dividimos en 2 historias que se ven separadas por tan sólo 6 meses, ya que el artista presentó como adelanto en octubre del año pasado llamado SABLE un corto de 4 canciones, desarrolladas en 12 minutos, que me marcaban un deja vu significativo, haciéndome viajar de manera emocional a ese indie folk del 2008 (For Emma, Forever Ago) y 2011 (Bon Iver, Bon Iver).
Sable, es la representación perfecta del indie folk que le dio nombre a Bon Iver
SABLE es realmente emocional, orgánico, acústico, a capella, sentido, crudo y hermoso; visualmente monocromático, y desarrolla una historia de Vernon en una sola toma que presenta la complicidad de la soledad y el músico, con la belleza de la guitarra y el particular registro de voz a capella.
Speyside es simplemente una hermosa canción, sin más descripción, es así, ¡hermosa!, escuchable todas las veces posibles, sin cansancio alguno; Things Behind Things Behind Things y Awards Season asoman ese acústico y dejan destellos de gospel.
Bon Iver, cambio radical de una historia acústica en solo 6 meses con la llegada de fABLE
De Justin Vernon y compañía, es muy común que podamos desconfiar, pero de buena manera, porque su sonido suele dar demasiadas sorpresas; pero igual caí por inocente, pensando en que fABLE mantendría la línea de SABLE … ¡Y no fue así!
fABLE es un disco con un pretexto extraño, destinado a un común receptor, pero que no termino de definir, porque no es precisamente indie; puede tener gospel, lo cual no es para nada criticable. De por sí, el inicio del disco con el tema Short Story y otra rola como lo es Day One son un híbrido de gospel con soul que para mí está muy cool.
Para este momento, no puedo negar que mis sentimientos encontrados son protagonistas, porque siempre he sido un defensor de la propuesta de esta banda de Wisconsin, pero fABLE no me ayuda mucho.
There’s A Rhythmn es de lo que rescato, defendiéndolo a capa y espada junto con Everything is Peaceful Love; de verdad que esta segunda parte del disco es algo floja en percusiones, y parece que las secuencias son la excusa para disfrazar los esfuerzos humanos y orgánicos que brillan por su ausencia.
Un sonido tan sincero como falso
Si la intención fuese siempre hablar bien, desde mi posición de fan de esta banda, podría conseguir unas cuantas excusas para decir que el disco es perfecto, pero no me parece ético.
SABLE se gana mi amor y es la esencia de lo que me ha enamorado tanto del sonido de Bon Iver, pero fABLE en su contexto global no me decepciona, pero me desencanta; ya que Bon Iver venía en sus dos últimos trabajos, 22, a Million (2016) y i,i (2019), de romper paradigmas sonoros que nos sacaban de la monotonía.
Definitivamente, no puedo saber la razón que llevó a Justin Vernon y compañía a surcar un camino ya construido, cuando nos tenían acostumbrados a ser nuestros guías de nuevas aventuras y propuestas.
Habrá quienes les guste la ruta elegida, comenzando inclusive por ellos mismos; tal vez Bon Iver con premeditación puso en la balanza de la confianza entera la producción de Jim-E Stack, que tiene una evidente inclinación por la electrónica y el hip hop, y que prioriza ante su conocimiento del indie folk.
¿Vamos con la puntuación de SABLE, fABLE?
¿Quién soy yo para criticarlo? Más que eso, simplemente es un análisis, opinión, crítica o como lo quieran llamar, y no por ello dejo de tener las ansias de que salga esta gira, y tal vez, al escuchar fABLE en vivo, mi pensamiento cambie.
¿Y saben qué? Lo pueden hacer las veces que les dé la gana.
Se lo han ganado gracias a sus 4 discos anteriores, que son unas joyas.
Escuchen SABLE, fABLE y denme su opinión.
SABLE 9/10, pero fABLE 6/10.