El Santo Cristo de Lepanto de la Catedral de Barcelona es una de las imágenes religiosas más veneradas de la capital catalana.
Durante el último siglo, la talla fue oscureciéndose debido a la acumulación de hollín y suciedad, lo que le dio un color negro que no le correspondía. Sin embargo, tras someterlo a trabajos de restauración, se ha descubierto que su tonalidad original es blanca.
La capa de suciedad que cubría la imagen estaba formada por humo, barnices y hollín, y bajo ella se escondía una antigua policromía. Según el Deán Catedral de Barcelona, Santiago Bueno, «aquel color negro era porquería, era humo y suciedad y algún trocito que para igualarlo lo habían pintado de negro. Habían igualado la porquería, la suciedad».
▪️ El cristo de Lepanto no es negro
▪️ Al limpiarlo con agua destilada y una goma de borrar han visto que no era de ese color#LaHora4M
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— La Hora de La 1 (@LaHoraTVE) May 4, 2023
La restauración del Santo Cristo de Lepanto
Para limpiar la talla, se ha utilizado agua destilada caliente y una goma de borrar, que han permitido retirar con facilidad la capa oscura que cubría la imagen. Las restauradoras Ana Ordóñez y Esther Gual, de la Catedral de Barcelona, han destacado la calidad de la policromía original una vez retirada la suciedad acumulada.
Además, la restauración ha permitido descubrir que el Cristo data del siglo XVI, aunque se cree que puede remontarse a un periodo anterior, posiblemente al siglo XIII. Los investigadores deberán examinar la talla con detenimiento para determinar con precisión su fecha de creación.
El misterio del Cristo de Lepanto
Según la tradición, el Santo Cristo de Lepanto estuvo presente en la nave capitana de la batalla de Lepanto de 1571, que impidió el avance de los turcos sobre Europa.
Se atribuye la inclinación del cuerpo del Cristo a que esquivó una bala, aunque también a que tapó una brecha abierta en el navío. Este misterio, junto con su belleza y antigüedad, han convertido al Cristo de Lepanto en una de las imágenes religiosas más importantes de Barcelona.
