Madrid, 20 de junio. El sol ya había dado su último estirón cuando el ALMA Occident Festival abrió sus puertas por segundo año consecutivo en el Parque Enrique Tierno Galván, y el enclave no podía ser más simbólico. A los pies del planetario, donde la ciencia sueña con otros mundos, la música los trajo al presente. Mesas dispuestas con criterio, sillas cómodas, oferta gastronómica con sabor y barras bien abastecidas. Todo dispuesto para el ritual veraniego: bailar, sentir, compartir.
No es sólo un festival. Es una experiencia pulida, bien pensada. La conciencia ecológica, presente en cada punto de reciclaje. El trato del staff. Una producción que, sin alardes vacíos, hace brillar lo esencial: la música. Este cartel, lleno de nombres diversos, nos regaló una noche de pop emocional y bailable con dos pilares iberoamericanos. Dorian y Miranda!, cada uno con su universo, pusieron a orbitar a un anfiteatro lleno de almas listas para dejarse llevar.
Dorian: sintetizadores, heridas y belleza
A las 21hs, bajo un cielo que aún conservaba algo de luz, Dorian apareció sin anunciarse con estruendo, pero con el peso de quien sabe lo que lleva entre manos. Arrancaron con Algunos amigos y el sonido se desplegó limpio, sin titubeos. Guitarras atmosféricas, bases electrónicas crujientes y la voz de Marc Gili trazando paisajes emocionales donde muchos se reconocen.

El setlist osciló con inteligencia entre lo nuevo y lo eterno. Techos de cristal y Futuros imposibles marcaron la primera mitad, demostrando que su último trabajo no solo es sólido, sino que también es urgente. El sur tuvo una recepción cálida, mientras Verte amanecer se sintió como una ráfaga emocional.

El momento bisagra fue, claro, Cualquier otra parte. El público —diverso, entregado, de distintas edades— la coreó como si se tratara de una oración secular. Hubo un par de agradecimientos sinceros por parte de Marc, quien entre canción y canción dejó caer reflexiones sobre el paso del tiempo, la pérdida y la necesidad de cuidar el presente.

Las visuales, apoyadas en pantallas LED que jugaban con tonos fríos y líneas geométricas, reforzaban ese mundo entre lo sintético y lo emocional que Dorian ha sabido construir a lo largo de los años. Cerraron con La tormenta de arena dejando una estela de emoción contenida que el público supo abrazar con aplausos sostenidos.
Miranda!: pop, drama y celebración
En segundo término , las luces viraron al neón y el ambiente cambió de polaridad. Entraron Ale Sergi y Juliana Gattas —Miranda! en todo su esplendor— con Ritmo y decepción, desatando el primer estallido. A diferencia del tono introspectivo de sus predecesores, lo de Miranda! fue un carnaval pop sin fisuras: cambios de vestuario continuos, visuales vibrantes, coreografías sutiles y efectivas. Todo aromatizado con mucha energía, mucha.

Mentía, Fantasmas y Yo te diré se sucedieron como disparos precisos de euforia colectiva. Juliana bailaba y cantaba, Ale arengaba al respetable y algunos compañeros de profesión como Andrés Calamaro y Lali Espósito aparecen por las pantallas gigantes para hacer colaboraciones virtuales. También estuvo, en carne y hueso, el acamado Abraham Mateo que los acompaño con su talento y el público respondió con saltos, móviles en alto y gritos felices. El repertorio fue una masterclass de pop sin prejuicios, de ese que no pide perdón por emocionar ni por hacernos bailar con letras que parecen escritas en una madrugada de dudas.

Entre tema y tema, Ale agradeció al público madrileño por su fidelidad y celebró la vida a través de la musica. Yo te diré, ese clásico que se niega a envejecer— fue un punto alto inevitable, con el anfiteatro ya convertido en pista de baile colectiva. Para el cierre, eligieron Don , en una versión extendida con guiño electrónico y ovación final.

Miranda! se despidió entre confeti digital y aplausos reales. Una despedida sin dramatismos, pero con la sensación de haber vivido algo único. El pop, cuando está bien hecho y se ofrece con convicción, no necesita defensa.

Próximamente, artistas de la talla de Wilco, Rufus T. Firefly, Alan Parsons Live Project y Los Tigres del Norte entre otros, pasarán por este magnífico recinto. Un verdadero Dream Team musical que la organización ha preparado con cariño para esta segunda edición en 2025. Todo ello sin olvidar los carteles de calidad presentados en sus ediciones de Barcelona y Alicante. ¡Chapó!
Quiero expresar mi agradecimiento al director Martin Pérez por su profesionalidad; a todo el staff del festival; a la agencia FFFEA; y al equipo de prensa, en especial a Mayte Silva, por su gran ayuda.

Una noche para el recuerdo
Lo del ALMA Occident Festival no es sólo cuestión de cartel. Es un gesto hacia lo bien hecho, hacia el público que valora tanto el contenido como el continente. Dorian trajo la emoción en capas, Miranda! el vértigo del goce sin freno. Y el público, con la ciudad al fondo y el verano naciendo, respondió con cuerpo, voz y alma.