En 2006, ya había sido inmortalizado como miembro de Black Sabbath, pero este 2024, Ozzy Osbourne vuelve a hacer historia al ser inducido al Salón de la Fama del Rock & Roll por su icónica carrera solista, iniciada en 1980 con el legendario «Blizzard of Ozz». Aquel álbum que nació tras su despido de Black Sabbath —donde lo tildaron de «drogadicto y problemático»— marcó el renacer de uno de los mayores pioneros del heavy metal.
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El sábado por la noche, el Príncipe de las Tinieblas se unió a la élite de artistas que han sido incluidos en el Salón de la Fama más de una vez, convirtiéndose en el número 27 en lograrlo, junto a leyendas como John Lennon, Stevie Nicks y Neil Young.
El actor y músico Jack Black hizo la apertura
La ceremonia fue un derroche de rock y emoción, con una inducción realizada por el carismático actor y músico de Tenacious D, Jack Black, quien no escatimó elogios: “El frontman más grande en la historia del rock ‘n’ roll: Ozzy Osbourne. La portada de Blizzard of Ozz era lo más metal que había visto, ¡y ni siquiera sabía qué era el metal! Luego escuché sus discos con Black Sabbath y pensé: ‘Este tipo inventó el heavy metal… la mierda más oscura y pesada que el mundo haya escuchado jamás’”.
Ozzy, visiblemente emocionado y agradecido, subió al escenario sentado en un trono debido a su lucha contra el Parkinson. Entre aplausos y vítores, dijo: “No puedo creer que esté aquí. Mis fans han sido increíblemente leales a lo largo de los años, no puedo agradecerles lo suficiente. He tenido la fortuna de tocar con los mejores músicos del mundo… Si no fuera por Randy Rhoads, no estaría sentado aquí esta noche”. (El mítico guitarrista, fallecido en 1982, fue incluido póstumamente en el Salón de la Fama en 2021).
Varios artistas le rindieron tributo a Ozzy
La noche estuvo a la altura de su legado. Su actuación fue una verdadera constelación de estrellas: el baterista de Red Hot Chili Peppers, Chad Smith; el bajista de Metallica, Robert Trujillo; el productor Andrew Watt, y el tecladista Adam Wakeman. Todos ellos, colaboradores cercanos de Ozzy, se unieron al líder de Tool, Maynard James Keenan, y a Wolfgang Van Halen para interpretar el clásico «Crazy Train» de 1980.
Pero esto fue solo el comienzo. El fiel guitarrista Zakk Wylde y la sensación del country, Jelly Roll, hicieron una emotiva interpretación de «Mama, I’m Coming Home», mientras que el legendario Billy Idol se unió al cierre espectacular con «No More Tears», poniendo fin a una noche inolvidable que honró la trayectoria única de Ozzy Osbourne.
Un homenaje perfecto para un artista irrepetible que sigue siendo un faro en la oscuridad del heavy metal.