El pasado jueves 02 de marzo asistimos a algo que promete hacerse seguido, las SESIONES DEL CARAJO organizadas por Carajo Store.
Este tercer episodio, el cartel lo conformaban Marcelo Toutin y el grupo Nefastos González. Al llegar al lugar (no me interesa mencionar el nombre, explicaré por qué más adelante), se sentía una buena vibra por parte de los músicos, todos en una sola camaradería, apoyando en la prueba de sonido y sin complicaciones.
Marcelo Toutin subió al escenario para mostrar el buen sonido que él y los suyos saben sacar de sus instrumentos, interpretando temas como «El placer de estar aquí», «Pescado», «Vibraciones» y el reciente lanzamiento de «Colgado», que fueron el complemento para armar su lista con todos los éxitos que ha cosechado tanto en Venezuela como en Chile. Esa música agradable al oído que se puede escuchar en cualquier momento, incluso en la hora del almuerzo o en la hora de la diversión.
En cuanto a Los Nefastos González, creo que estos muchachos no quieren ser encasillados, simplemente son Los Nefastos González. Este brutal grupo entregó canciones como «El baile del mono», «Chamán eléctrico», «Nefastos Bar» y otras más que le dieron ese toque rebelde a la noche.
Los organizadores de Carajo Store pusieron todo su empeño en el evento. La gente que lo organizó no se fijó de dónde eras, estilo, sexo, creencias, cómo piensas o nada de eso. Lo que querían era hacer un buen espectáculo para que estos artistas, sean escuchados, sean vistos y todo sea impresionante e inolvidable.
En cuanto al lugar, el público notó el mal trato tanto a los organizadores como a la prensa que fue a cubrir el evento. Los camareros tenían una cara de culo que, sinceramente, provoca que uno se pare de la mesa y se vaya. La gerencia del local exclamó «¡Tienen un desastre!» y yo veía a la gente consumiendo bebidas y algunos con los vasos vacíos, lo que es culpa del personal que, al parecer, no pudo con la cantidad.
Ese tipo de percances se solucionan en privado, no gritando en plena puerta frente al público. Definitivamente, la gente no se quedó por el sitio, sino por el evento.
Por último, en cuanto a la música, no existe un pasaporte.