La deportista Beatriz Flamini ha salido de una cueva de 70 metros de profundidad en Granada este viernes 14 de abril, después de permanecer allí aislada de forma voluntaria durante 500 días. Flamini, que entró en la cueva el 20 de noviembre de 2021 con 48 años, ha batido así un récord mundial al permanecer en el interior de la cueva durante 17 meses, ya con 50 años.
Antes de que se cumplieran los 300 días, tuvieron que sacarla de la cueva durante ocho días debido a un fallo técnico en su router, el cual le permitía conectarse a Internet y hacer los test para los posteriores estudios cognitivos, pero que no permitía pulsar el botón de pánico en caso de emergencia. Después de que se solucionara el problema, Flamini regresó a la cueva.
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Beatriz Flamini es una deportista de élite, alpinista, escaladora y espeleóloga, que en 2021 se propuso batir el récord mundial de permanencia y aislamiento bajo tierra. Durante los 17 meses que estuvo dentro de la cueva, se dedicó a leer, escribir, dibujar, tejer, hacer ejercicio y leer hasta 60 libros. Además, la deportista se grababa a sí misma y enviaba pequeños vídeos, dibujos y textos con poesía y cuentos a la productora Dokumalia para mostrar su avance.
La productora coordinó el proyecto y creó un grupo de trabajo con psicólogos, investigadores, espeleólogos y entrenadores físicos que permanecieron en todo momento conectados y atentos a los movimientos de Beatriz Flamini.
La deportista no tenía comunicación directa con personas, por lo que se estableció un punto intermedio en la cueva donde recibía comida, agua y otros suministros sin contacto alguno con el exterior.
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El trabajo de la productora Dokumalia ha estado complementado con el de diversos expertos, como el investigador Julio Santiago, de la Universidad de Granada, quien estudió cómo afecta a una persona el aislamiento social y la desorientación temporal extrema.
Los grupos de investigación Neuropsicología Clínica y Experimental e Investigación en Ciencias Sociales y de la Salud de la Universidad de Almería se enfocaron en los posibles cambios neuropsicológicos y cognitivos que pudo experimentar Flamini durante su desafío.
En la rueda de prensa que tuvo lugar en Motril (Granada) después de su salida, Flamini dijo que nunca se planteó abandonar el reto y que, de hecho, «no quería salir». El equipo de espeleólogos que participó en el proyecto destacó que Beatriz Flamini demostró una gran capacidad de adaptación a la vida en la cueva y que su estado físico y mental era excelente.
