Al gran desconocido músico Pedro Antonio Ríos Reyna, cuyo nombre ostenta la Sala Principal del icónico Teatro Teresa Carreño de Caracas, lo atropelló un vehículo de carga pesada en Nueva York, arrebatándonos para siempre a una de las personas que más ha hecho por la música al norte del sur. Otro «camión» fue el que pasó en la noche del domingo 23 de julio por el precitado teatro: ZAPATO 3.
Calzado de talla grande
Zapato 3 es la banda de las grandes gestas en Venezuela: ventas, giras, innovación en sonido e iluminación, merchandising… ¡Pero se nos olvida! Ese desliz lo pagamos caro a la hora de trasladarnos a un concierto de Zapato 3 con apenas una hora de anticipación: la fila de vehículos para entrar al estacionamiento del Complejo Cultural Teresa Carreño terminaba en la autopista (después, descubrimos que el valor del ticket para parqueo era de US$ 10… Doble gancho al hígado, pero el momento lo valía).
Sorteados los «obstáculos», accedimos a la Sala Ríos Reyna, justo a tiempo.
El Teatro Teresa Carreño se llena de la esencia de Zapato 3
Que Zapato 3 sean los encargados de cerrar el XVII Festival Internacional de Poesía de Caracas no es una casualidad. Ya desde finales de la década de los 80, con la letra de «Mariposas de Plata» por citar un ejemplo, asomaban su vena poética, preservada luego en su discografía con «Amo las estrellas», «Dónde estás» y/o «la razón de estar aquí», entre un largo etcétera… ¡Pero era la hora de la música!
Ya en Arepa Volátil hemos tenido el honor de presenciar y contar varias presentaciones del Requiem Tour de Zapato 3, pero este concierto ha sido el mejor de artista alguno (y no pienso discutirlo) de la última década en Caracas.
El sonido fue perfecto (desde Roger Waters, a comienzos de siglo en el distante «Valle del Pop», no habíamos podido calificar así a la maestría sonora de equipos, ingenieros y técnicos) y la iluminación complementó siempre las sensaciones que nos transmitía cada canción: calidez, melancolía o aceleración.
Desde la proyección de las primeras imágenes audiovisuales, la euforia del respetable se hizo notar. Amigos, las butacas estaban vacías, pero la Sala a su máxima capacidad. ¿Cómo se explica esto…? Fácilmente: Nadie se sentó durante el poco más de dos horas de duración del Show… La gente se agolpó frente al escenario para ver de cerca a sus ídolos mientras se sucedían «Obstinado», «Cuchillo», «Tan cerca de ti», «Antonin Artaud», «Pantaletas Negras» y «Entrada de Bala», entre muchos otros grandes éxitos del Soundtrack de nuestras vidas.
Carlos y Álvaro Segura, Fernando Batoni, Jaime Verdaguer y Darío Adames se despiden de su Patria habiendo cumplido «más allá del deber».
Para los que quedamos en esta ciudad, que mañana 25 de julio está de cumpleaños, nos dejan con las interrogantes: ¿Vimos a la última gran banda de rock venezolano? ¿Algún grupo está en condiciones de recoger el testigo de Zapato 3…? La horma de calzado por llenar está grande y, mientras esto ocurra, ¡Larga vida a Zapato 3!