Algunos creemos que conocemos la historia del Hip-Hop venezolano porque alguna vez escuchamos La Corte en el bachillerato, porque tus papás decían que era música de malandros, o porque luego de un paro petrolero se estrenaba Secuestro Express y todos hablaban de la música y los actores. Pero lo de ayer fue otra cosa. En Impact Hub Madrid, sentados frente a DJ Trece, vivimos una clase maestra, una sacudida de cabeza y alma. Nadie salió de esa sala con el mismo pensamiento.
Trece no solo fue el pionero, fue el chamo sifrino que creyó en algo que ni siquiera tenía espacio para nacer. El rap en Caracas en los 90 era un terreno hostil y casi inexplorado. Sin redes sociales, sin plataformas, sin nadie que entendiera del todo lo que se quería hacer. Solo cassettes, discmans, y muchas ganas. Contó cómo la primera vez que dejaron entrar a La Corte a un estudio fue a las 8 de la mañana, porque esa era la única hora libre. Y si no era ahí, no era en ningún lado. Esto luego de un EP hecho a mano, con play/Stop de una cassettera para grabar las pistas que luego darían paso a un gran disco.
El tipo venía de Estados Unidos, cargado de ideas, sonidos, y sobre todo convicción. Trece sembró, produjo, rapeó, diseñó estrategias, ayudó a otros, y al mismo tiempo sufrió lo más duro de hacer arte en colectivo: que el ego y la presión externa rompan lo que se construyó con tanto esfuerzo. Así fue como La Corte se disolvió, pero también como nació su resiliencia.
La charla no fue solo sobre fechas o nombres. Fue sobre entender que este género musical no es solo malandreo. Es respeto, es un valor, es trabajo en equipo. En el rap cada uno cumple su función, soltó Trece, y se sintió como una regla de vida. No se trata de ser el mejor, sino de encontrar a quienes te potencian. Es así como, además, contó que siente ser parte de 3 Dueños. Al inicio solo era un productor, luego parte de ellos, y los factores externos lo llevaron a la separación de los mismos. Muchos años después, con honestidad y sin caretas, volvió a resurgir ese cariño, carisma y triángulo equilátero, donde cada uno da lo mejor de sí por el bienestar del grupo.
También habló de cómo se convirtió en productor cuando sus toques como DJ no se llenaban. Cómo comenzó a construir caminos para otros, sin necesidad de ser protagonista. Ese tipo de humildad no se ve todos los días. Mucho menos cuando se trata de un artista que han compartido estudios y tarimas con gente como Canserbero, Apache, Totoy el Frio, o incluso figuras como Marlon Morales y Rawayana.
A pesar de todo lo que ha logrado, el camino recorrido y las horas de vuelo, en tarimas internacionales, Trece habla con una humildad que te rompe los prejuicios que puedas tener sobre el Hip-Hop. Y, sobre todo, con una claridad brutal: si no hay espacio, lo creas. Si no tienes voz, haz pistas. No puedes solo, colabora. Si no te entienden, sigue. Porque esto es Hip-Hop, pero también es un sentimiento nacional al que le debemos dar más voz.
Gracias a Impact Hub Madrid, La Dosis, Luos y Recreo, por hacer este encuentro con Trece posible. Que se abran más espacios para la música.