Tengo la filosofía de que cada quien sea feliz a su manera, pero eso no implica que lo intentes a costa de perturbar a los demás. Si mi silencio recurrente tras la avalancha de mensajes directos ofreciéndome «generar ingresos pasivos», «libertad financiera» o «jubilarme joven» no pudo ser captado como una negativa, pues te lo digo concisa y claramente: NO ME INTERESA.
No creo que hayas renunciado o retirado, porque tampoco creo que hayas llegado nunca a trabajar… Aún eres un niño. Tampoco creo que seas millonario porque te tomaste una foto al lado de una Ducati estacionada en la calle o de un Ferrari en un concesionario de vehículos ¿De verdad me crees tan ingenuo?
Amigo, hace décadas, cuando quizás aún no habías nacido, Amway, Herbalife y empresas de compras programadas lo intentaron sin éxito. Incluso hoy, «gracias» al avance de las telecomunicaciones, recibo semanalmente algún email avisándome que heredé dinero de un misterioso familiar o de señoritas rusas que se quieren casar… O SMS cambiando Dólares. También me llaman amables operadores de la empresa de telefonía móvil para enviarme códigos que ellos mismos no pueden leer y necesitan que se los dicte. ¿No te jode…? Yo solo creo en las pirámides de Egipto y no en tu «plataforma».
Por favor, drena y cuéntame cómo te intentan estafar a ti.
