Sábado 12 de julio, última fecha de la primera edición del BIGSOUND Festival en Pontevedra, y el ambiente no era de despedida, sino de explosión contenida. El Parque de Tafisa volvió a llenarse desde temprano con miles de personas que sabían que lo que venía era mucho más que un cierre: era una declaración de principios de lo que significa hoy un festival de verano con identidad, variedad y músculo artístico. Lo que empezó el viernes como una fiesta, terminó el sábado como una declaración de intenciones. Una celebración artística de alto vuelo
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TogglePrimeros pasos: gastronomía, hidratación y flow local
Apenas cruzamos los accesos las envidas especiales, el plan era claro: recorrer la zona de food trucks, buscar sombra y empezar la jornada con algo fresco en la mano. No faltaban las colas para las hamburguesas, para los crepes, pizzas y opciones veggie para todos los gustos. No pudimos resistirnos y probamos algunas de las propuestas. Y mientras los cuerpos se aclimataban, el primer artista del día tomaba el KELER Stage.

Soulmacklein, rapero pontevedrés, abrió fuego con su flow afilado y orgullosamente local. A veces hay que hablar de lo que se vive en casa, soltó entre versos, y se ganó al público desde la autenticidad. Energía directa, beats limpios y una conexión que puso el listón alto desde el minuto uno y demostrando que el talento de casa también tiene mucho que decir.

El sábado toma forma: diversidad con acento propio
Ptazeta y el arte de prenderlo todo
En el Xacobeo Stage, Ptazeta salió con hambre de escenario. Hits como Tiquitiqui, Criminal y Trakatrá desataron una tormenta de saltos, sudor y gritos en la explanada. Pero más allá de los temas, lo que elevó su show fue la actitud: Quiéranse mucho, quiéranse bien y, sobre todo, a quien les dé la puta gana, soltó, micrófono en alto, en uno de los momentos más coreados de la jornada. Su bandera es una mezcla de fuerza y estilo.

Lode, sorpresa y emoción desde Galicia
Caminamos unos metros y nos topamos con uno de los sets más celebrados del día , el llevado acabo por Lode . Su interpretación de Me Muero por Conocerte de Álex Ubago fue inesperada, nostálgica y potente. El público, gallego como él en su mayoría, lo acompañó con palmas y coros. Cada canción venía con una coreografía medida. Aquí no había pose, había entrega real.

Leire Martínez y la nostalgia bien hecha
Luego, Leire Martínez —exvocalista de La Oreja de Van Gogh— tomó el micro con una mezcla de experiencia y dulzura. Jueves, Rosas y Muñeca de trapo fueron el motor de un karaoke masivo que se cantó con los ojos cerrados y los puños en alto. Yo traje el sol a Galicia, bromeó, y no iba desencaminada: su paso por el escenario dejó calor emocional y un aire limpio de melancolía alegre.

Mujeres al frente, público entregado
Julieta, firme promesa convertida en presente
Con presencia arrolladora, Julieta confirmó lo que muchos ya sabían: es una de las voces que no hay que perder de vista. Full Romance y Thelma and Louise (que ya es parte del imaginario TikTokero nacional) fueron coreadas al milímetro por una marea de fans que no se perdió ni un segundo de su actuación. Voz clara, beats cuidados y carisma de autor.

Omar Montes, sudor, hits y camiseta al viento
Una de las presencias más esperadas del día fue Omar Montes. Lo suyo fue adrenalina pura: arrancó con La Sevillana, siguió con Alocao y El Pantalón, y lo demás fue una avalancha de gritos, móviles al aire y locura literal. En un momento de éxtasis, lanzó su chaqueta al público, provocando una auténtica batalla textil que acabó con una fan afortunada —y posiblemente magullada— como vencedora.

Invitó a Pablo Arce, con quien compartió escenario y alguna que otra rima improvisada, y lanzó un guiño local: Me flipa el marisco, los percebes… esto es tierra bendita. El público respondió con una ovación que se sintió en toda Galicia.

María Escarmiento y Fran Laoren, química y conexión
La exconcursante de OT volvió a demostrar que tiene mucho más que un paso televisivo. Con Dónde fue nuestro amor y una reinterpretación de 6 de febrero de Aitana, María Escarmiento conectó con su audiencia desde el primer beat. A mitad de show, irrumpió en escena Fran Laoren —su pareja y cómplice musical— y juntos subieron la temperatura con varios temas compartidos. Gestos íntimos, miradas cómplices y un aura que convirtió ese set en uno de los más celebrados del día.

Amaia, fuego, arte y verdad
Difícil escribir con objetividad sobre Amaia, pero lo cierto es que su show fue una de las cimas del sábado. Alternando piano, guitarra y hasta arpa, deslumbró con Tocoto, Magia en Benidorm y versiones con intensidad. El público, en silencio absoluto en algunos tramos, supo reconocer la calidad y la entrega de una artista que no da pasos en falso. Su directo es pura esencia: delicado y potente a partes iguales. Imperdible en directo. Talento a raudales.

Tramo final: el beat no descansa
La Zowi y la actitud sin concesiones
En el Keler Stage, La Zowi apareció con una seguridad de quien ya no necesita demostrar nada. Mi Chulo y Sugar Mami fueron los temas más celebrados de un set cargado de actitud, beats crudos y letras afiladas. Sin filtros, sin poses: puro estilo urbano en estado sólido, cerrando este escenario por esta edición.

Rels B y un cierre de postal
El cierre estuvo a cargo del DJ Juanjo García que supo poner la guinda del pastel y puso a bailar a los asistentes que se resistían a la conclusión del festival.
Previamente y cuándo el reloj cruzaba la medianoche, con el cielo que aplaudía, un respetable que vibraba y los corazones preparados, llegó uno de los platos fuertes del festival: Rels B. Su show fue una lección de cómo renovar el repertorio sin perder identidad. Empezó con Cómo Dormiste?, y desde ahí mantuvo al público colgado de cada movimiento. Destacaron Sin Gato (MIAU) y varias piezas de su reciente afroLOVA25′, pero fue A mí la que desató el momento más incendiario de la noche.
Visualmente, el set estuvo a la altura: luces trabajadas, pantallas con proyecciones en bucle y un sonido limpio, potente. El público, consciente de que el festival llegaba a su fin, estiró el último aliento como si no quisiera irse. Y así, entre abrazos y aplausos, el BIGSOUND 2025 bajó el telón.
Un festival que ha llegado para quedarse
Antes de concluir quiero agradecer a todo el staff por su trabajo, a los sponsors y patrocinadores que hacen posible el evento, a los estamentos públicos por su implicación, a la organización por su profesionalidad, a los aristas por su entrega absoluta y a los mies de fans que se dieron cita en las dos magnificas jornadas. Un reconocimiento especial y afectuoso para todo el equipo de prensa y en espacial a Pat Quinteiro.
El BIGSOUND Festival cerró su primera edición con sobresaliente. Dos días de música, identidad gallega, heterogeneidad sonora y celebración. La promesa está más que cumplida, y la noticia de una segunda edición para los días 10 y 11 de julio de 2026 no ha hecho más que encender la mecha otra vez. Los primeros abonos estarán disponibles desde el martes 15 de julio. Apunten la fecha.
Nos vemos el próximo año.