Bienvenidos todos a este breve análisis sobre la disputa por el Esequibo, las bandas rockeras y sus fans. Un artículo de opinión con el análisis de José Eduardo García sobre la disputa entre Venezuela y Guyana por el Esequibo y varios artistas de Rock y sus indignados fans.
De la nada, el Gobierno Revolucionario de la República Bolivariana de Venezuela inició una campaña mediática por la «recuperación» del Esequibo y, como seguramente leíste en las noticias publicadas en Arepa Volátil, entre las actividades culturales organizadas a tales efectos está el «Esequibo Fest«, un Festival gratuito a celebrarse el viernes 01 de diciembre en el caraqueño Parque Los Caobos con un cartel de lujo: Caribano, El Pacto, Octavio Suñe, Pixel, King Changó, Zapato 3 y Desorden Público. Ahora bien, lo que es una excelente oportunidad para disfrutar gratis de lo mejor del Rock Venezolano, se ha convertido en una amarga polémica, en particular por la participación de Desorden Público en el cartel. Te cuento por qué…
Análisis sobre el asunto del Esequibo
El Esequibo es un territorio al Este de Venezuela y constituye 2/3 de lo que es actualmente Guyana. A pesar de su extensión de 159.000 Kilómetros Cuadrados, solo tiene una población de 128.000 habitantes, puesto que se trata de un área con predominio selvático pero (y acá viene la clave del asunto) rico en petróleo y diversos minerales que lo hacen estratégicamente apetecible.
Sabiendo ya que Venezuela y Guyana quieren el Esequibo, que durante más de un siglo, con mayor o menor intensidad, han acudido a diversas instancias internacionales para poner fin a la disputa y que, incluso, se ha llamado en Venezuela a un Referendum Consultivo para reiterar si su población desea o no que esta eterna «Zona en Reclamación» pase a formar parte del territorio venezolano, te preguntarás: ¿Y qué tiene que ver el Rock en toda esta historia…?.
«Al llegar el viernes, la seriedad se pierde»
…Y lo cito entre comillas porque es parte de la letra de «Lo Agarraron», tema de la banda decana del Ska en Venezuela, Desorden Público y, quizás tras aquel que compartía surcos junto a ésta en su debut discográfico y en el que deseaban «que los políticos fueran paralíticos», constituye una de las críticas más feroces (y tristemente vigentes) contra la ineptitud y corrupción en nuestros tropicales gobernantes (todos: los de antes y los de ahora). También por letras como esta y por su histórica e incómoda postura ante «el poder», el público rockero de Venezuela carga con especial saña contra ellos al leer su nombre en el cartel del Esequibo Fest; a todas luces un acto político disfrazado de evento musical.
Dicho todo esto, mi opinión se podría resumir en una palabra: «Respeto». Por mis actividades, conozco a muchos de los músicos que tocarán en el Esequibo Fest y agradezco que Caplis o Danel (bajista y baterista de Desorden Público) me traten como un amigo, pero eso no guiará mis palabras y seré objetivo e imparcial: Ellos son músicos y su trabajo es tocar; no son unos «muertos de hambre» que deben llevar pan a la mesa de su hogar, están haciendo eso desde hace cuatro décadas y ahora, junto a muy buenos y experimentados colegas, tocarán gratuitamente para todo aquel que se quiera dar la oportunidad de asistir a un muy buen concierto.
¿Se acuerdan del «Suena Caracas»?
Su posición está ya definida y es probable que estén aprovechando la oportunidad para enviar un mensaje (ya en el Festival «Suena Caracas» de la revolucionaria Alcaldía de Caracas, tuvieron que cortar la transmisión televisiva por decir valientemente sus verdades a la cara al poder, en su propia casa).
A mí no me parece mal que les paguen por hacer algo que, de paso, lo hacen extraordinariamente bien y que acepten ese dinero para entretenernos del constante estrés que otorga ser venezolano en Venezuela; lo que me parece terrible es que el Gobierno de un país en el cual se hacen filas para surtir de gasolina (teniendo enormes reservas petroleras), o en dónde el suministro de agua y energía eléctrica sea deficiente, se dediquen a promover inoficiosamente grandes sumas de dinero en una disputa que solo tiene una salida diplomática.
También me parece triste que sean los mismos opinadores de siempre, esos que se quejaron de la injustificable dosis de Xenofobia y el humillante trato que en Lima se dispensó a nuestra Vinotinto (y a Perú la liberó un caraqueño, llamado Simón Bolívar) los que hoy carguen su intolerancia contra artistas como Desorden Público.
¿Nos vemos en el «Esequibo Fest»?
No. Ya me contarás qué tal, porque yo no iré. Si me buscas, estaré en la Plataforma Cultural La Pared Ccs, viendo el Documental sobre la gira de 4to. Reich en agosto. Si vas, deseo que lo disfrutes y respeto tu decisión de asistir. Igual, el Esequibo es nuestro y yo si quisiera que finalmente se anexe a Venezuela.
Deja tu opinión aquí abajo, siempre es bienvenida.
